No sólo es la advertencia más severa desde el primer informe en 1990, sino la fundamentación más sólida, con modelos perfeccionados y evidencia masiva, particularmente de las vinculaciones del cambio global con eventos extremos y efectos regionales.
Greta Thunberg dijo que no hay sorpresa y tiene razón. Salvo por la certeza con que el informe prueba y precisa. Que en 2 millones de años no hubo tanto dióxido de carbono en la atmósfera como ahora. La década pasada fue la más calurosa en 125,000 años. El nivel del mar se elevó 20 centímetros en un siglo y ahora la tasa del incremento es de 4 milímetros anuales. Sin duda alguna de las causas primordiales: antropogénica, combustibles fósiles.
¿Qué dice en esencia? La síntesis de la Profesora de Sustentabilidad de la Universidad de Lund Kimberly Nicholas es ideal: “Se está calentando. Somos nosotros. Estamos seguros. Es malo. Pero podemos arreglarlo”.
La trascendencia está en el consenso científico y en dejarlo claro y documentado: es tarde para revertir el daño; no para evitar el peor escenario. La Tierra ya es 1.1 grados Celsius más caliente desde la revolución industrial. Las implicaciones son profundas y están aquí. Pero nada comparado con lo que vendría de incumplir el Acuerdo de París: limitar el aumento acumulado a 2 grados.
Según el IPCC, NO lo lograremos al paso que vamos. Da por descontado llegar a 1.5º en menos de 20 años y, de no cambiar la tendencia, rebasar los 2º y probablemente los 3º, hasta 4º al final del siglo. En la ruta de las distopías. Hay dos requisitos para sostener la versión optimista: reducir las emisiones de efecto invernadero hasta cero neto en 2050 y remover cantidades masivas de CO2 del aire con reforestación y nuevas tecnologías de aspirado y captura.
¿Qué tan malo serían los 3º? Un ejemplo ilustrativo conforme al reporte: inevitablemente, antes de 2040, unos 1,000 millones de personas estarán en riesgo ante olas de calor extremas, más intensas y largas y con frecuencias de cada cinco años. Antes del cambio climático se daban cada medio siglo; con los 4º sería una al año.
No sólo es la mayor incidencia e intensidad de sequías que presionan las reservas de agua, la producción de alimentos, riesgos de incendios, plagas, infecciones. Al cruzarse cierto umbral de calor y humedad, el cuerpo humano no puede controlar, vía transpiración, un sobrecalentamiento potencialmente mortal. Científicos del observatorio climático de la Universidad de Columbia han detectado zonas de México, América Central, Golfo Pérsico, India, Pakistán, sur y sureste de Asia que podrían llegar a ese punto mucho antes de fin de siglo. Sitios como Loreto, Baja California Sur, y El Fuerte, Sinaloa, están en el radar de focos rojos bajo estudio.