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Los contrastes de Afganistán

Lo que viene para ese país y la región es incierto, pero lo que pasó con Irak nos da indicios de lo que podría suceder, opina José Luis Barrera Ruiz.
mié 08 septiembre 2021 06:23 AM

(Expansión) - Recuerdo que estaba cursando la secundaria cuando George W. Bush anunciaba una intervención militar en Afganistán para derrocar a quienes ellos consideraban los que habían dado cobijo y protección a los terroristas del 9/11. A 20 años, Bush Jr. pinta sobre caballete en algunos de sus ranchos, mientras que Afganistán se convierte en uno de los mayores centros de desequilibrio mundial.

La caída estrepitosa del gobierno afgano por la salida del Ejército estadounidense de ese país se presentó ahora como una broma de mal gusto. La administración Bush desplegó su poderío militar con el objetivo de deponer el régimen talibán, y lo logró relativamente rápido. Al ver su éxito se siguió con Irak, y pese a la oposición internacional, derrocó el régimen de Sadam Hussein también en tiempo récord. Sin embargo, pese a haber cumplido sus objetivos, decidieron quedarse e intentaron, con un Ejército, construir instituciones democráticas y civiles en esos países.

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Diez años después, Barack Obama se llevó el reconocimiento de haber capturado y liquidado a Osama bin Laden… ¡en Paquistán! Aún así, siguieron su ocupación en Afganistán. Después decidieron salir finalmente de Irak. Lo hicieron tan mal que de entre las grietas de su desastre apareció ISIS y en poco tiempo ocupó medio territorio iraquí y media Siria.

Con toda esa estela de destrucción, Joe Biden optó por dar continuidad a los acuerdos llevados a cabo entre Donald Trump y los talibanes. Los resultados llenaron nuestras redes sociales por lo apocalíptico de las imágenes. Pese a eso, Biden dijo, ante la prensa de todo el mundo, que su objetivo nunca fue construir instituciones civiles, sino derrocar a los protectores del terrorismo. Esto nos lleva a hacernos una pregunta: ¿qué hicieron en 20 años?

Evidentemente no podemos decir que construyeron un régimen civil, pues colapsó en dos semanas cual castillo de naipes. Tampoco podemos decir que debilitaron a los talibanes; en esas dos semanas controlaron casi la totalidad del país. Sería ingenuo pensar que acabaron con el terrorismo; el atentado de hace unos días en el aeropuerto nos recordó las pesadillas en las que sumergió ISIS a la región.

Parece que en esos 20 años Estados Unidos cayó en el círculo vicioso conocido como el síndrome de “nuestros muchachos no murieron en vano”. En 1915, durante la Primera Guerra Mundial, Italia peleó el control de algunos territorios ocupados por el Imperio austrohúngaro. Los austrohúngaros, con ayuda de las trincheras, se defendieron exitosamente y 15,000 italianos perdieron la vida.

Los políticos italianos vieron que su decisión fue un desastre, pero ¿cómo podían admitir su error y darles la cara a los familiares de los muertos? Era más fácil decir “nuestros muchachos no murieron en vano” y prometer que seguirían la lucha hasta triunfar. Al final, los austríacos derrotaron a Italia y casi 700,000 soldados italianos habían muerto.

En el caso de Afganistán y sus 20 años de ocupación, probablemente resultó más fácil prometer una falsa victoria que reconocer que gastar miles de millones de dólares y haber sacrificado miles de vidas de soldados y civiles, fue un tremendo error.

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Biden defiende la salida de Afganistán como "la mejor decisión para EU"

Lo que viene para ese país y la región es incierto, pero lo que pasó con Irak nos da indicios de lo que podría suceder. El legado de 20 años de ocupación dejó inestabilidad, armas y corrupción. La mezcla de las tres es una receta perfecta para la generación de sufrimiento y miseria.

La recuperación de grupos terroristas parece inminente; una crisis migratoria y de refugiados toca las puertas en las fronteras de los países vecinos; y la incertidumbre es la sensación predominante de los afganos. En contraste, en las antípodas, quien cometió los primeros errores pinta un cuadro sobre caballete.

En 1962 Dean Acheson, Secretario de Estado de Harry Truman, comentó que Gran Bretaña había perdido un imperio y todavía no había encontrado su nuevo papel en el mundo. Después de lo que sucedió en agosto tal vez sea pertinente plantearnos lo mismo con los Estados Unidos.

Nota del editor: José Luis Barrera Ruiz es asesor legislativo en el Senado de la República, además de internacionalista y administrador público. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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