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Reflexiones sobre el Paquete Económico 2022

El tema pendiente es la informalidad, que sin duda está ligado a la falta de empleo, consecuencia del crecimiento casi nulo de la economía en los últimos años, considera Roberto Ballinez.
jue 16 septiembre 2021 12:00 AM
El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, entrega el Paquete Económico 2022 en la Cámara de Diputados.
El gobierno busca quitar el IVA a productos menstruales.

(Expansión) - La SHCP entregó al Congreso el Paquete Económico 2022 y seguramente la discusión se centrará en el nivel de ingresos que el gobierno federal espera obtener y su política de gasto. Alcanzar o no los objetivos de política económica se reflejará en el crecimiento esperado del PIB (6.3% para 2021 y 4.1% en 2022).

La estrategia no ha cambiado desde que inició la presente administración: austeridad y un manejo sano de las finanzas públicas para incrementar los programas sociales e invertir en los proyectos de infraestructura regionales.

Dejando de lado la discusión de por qué la estimación del PIB para 2022 está arriba de la propia estimación de Hacienda en abril de 2021 (3.6%) y que, además, contrasta con el consenso del mercado (2.5% - 3.0%), a continuación, presento algunas reflexiones sobre el paquete.

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La iniciativa de ley de ingresos considera que el monto de recaudación tributaria para 2022 aumentará por el incremento en la recaudación del ISR e IVA, pero no está asociado a un aumento en las tasas impositivas, sino a un programa de simplificación de pago de impuestos (Régimen de Confianza).

Si bien se espera que los contribuyentes paguen sus impuestos con mayor facilidad, la estrategia también estaría centrada en aquellos que evaden y eluden al fisco. Si esto funciona, veríamos crecer consistentemente la base gravable e incrementar aún más la capacidad recaudatoria del SAT.

Si bien el SAT ha incrementado la recaudación, incluso en un año de contracción económica como 2020, nuestros ingresos tributarios como proporción del PIB (aproximadamente 16.5%) siguen por debajo del promedio de nuestros pares latinoamericanos (22.9%) y de los países de la OCDE (33.8%).

En mi opinión, el tema pendiente es la informalidad, que sin duda está ligado a la falta de empleo, consecuencia del crecimiento casi nulo de la economía en los últimos años.

Al cierre del primer semestre de 2021, muchas personas que quedaron desempleadas durante 2020 ya se encuentran ocupadas, pero dentro de la informalidad. Estos trabajadores no tienen seguridad social, no están bancarizados, no acceden a créditos, no cuentan con sueldo fijo y, por lo tanto, no pagan impuestos. Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, el número de trabajadores informales representa el 56.2% del total de la población ocupada.

Así, podemos entender por qué las remesas y el sector turismo son parte de los mecanismos de recuperación económica que ha mencionado el gobierno. Por un lado, la Secretaría de Turismo incrementó su presupuesto 70% respecto al año pasado, y por el otro, las remesas fueron de 40,600 millones de dólares, y este año se estima que sean superiores. Esto último ocurrirá gracias a la recuperación económica de Estados Unidos.

Un buen porcentaje de nuestro crecimiento económico esperado para el cierre de 2021 y para 2022 será generado por nuestro vecino del norte; sin duda el plan de infraestructura aprobado por su congreso impactará positivamente la economía mexicana.

La actividad industrial será la más beneficiada, visto por componentes de demanda agregada, exportaciones de bienes finales y de proveeduría. Esto generaría superávits en la balanza comercial, resultando en mayores ingresos para México.

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Si incrementamos nuestra competitividad y el clima de negocios lo permite, este plan podría impulsar la inversión. Por lo tanto, debemos mejorar el ambiente de confianza para estimular la inversión privada extranjera y nacional; y elevar la inversión física que generaría empleos y reactivaría la demanda interna.

La administración federal ha logrado mantener estables los indicadores macroeconómicos a través de un manejo adecuado de finanzas públicas, esto ha generado confianza en los inversionistas; pero recordemos que también la certidumbre jurídica forma parte de la ecuación de un buen clima de negocios.

Es importarte resaltar que este paquete económico propone, por primera vez, un déficit primario y esto, desde mi perspectiva, está alineado a la realidad económica del país, que mantendrá un presupuesto austero, una disciplina fiscal y, en principio, no contratará nueva deuda pública. Recordemos que ya no contamos plenamente con los fondos de estabilización.

Esta política de austeridad ha generado un efecto positivo, evitando una reducción en las calificaciones crediticias del país. Y si bien la economía se mantiene estable, no crece ni genera empleos al ritmo necesario para acelerar nuestra recuperación económica.

Por último, la ley de ingresos que propone apoyar a Pemex a través de la reducción del derecho que paga por la explotación y comercialización de hidrocarburos (de 54% a 40%), ayudaría a la paraestatal para que asigne recursos a proyectos de inversión e impulse su producción. Pero esta reducción de aportaciones tributarias impactará en los ingresos que el gobierno federal tendrá para atender sus necesidades.

Concluyo que la apuesta para tener más ingresos y detonar el desarrollo y bienestar del país pasa nuevamente por el aumento de la recaudación tributaria vía la incorporación del mercado informal.

Nota del editor: Roberto Ballinez es Director Ejecutivo senior de Deuda Subnacional e infraestructura en HR Ratings. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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