Sin embargo, a partir de esa base inicial, hay algunas aptitudes que resultan muy atractivas para los reclutadores y que, paradójicamente, son cualidades subestimadas por muchos.
Estas competencias son denominadas habilidades blandas y consisten en ciertas destrezas que, por lo general, no se enseñan de forma específica en los niveles elementales de educación. Por tanto, estas son aptitudes que las personas vamos desarrollando conforme adquirimos experiencia y lidiamos con retos importantes. Entre la lista de habilidades blandas se encuentran el trabajo en equipo, el liderazgo y la comunicación efectiva.
Quisiera destacar el valor de la comunicación efectiva en la era contemporánea. Es evidente que, en un mundo donde la información y los datos se consumen de manera insaciable, los contenidos de calidad se aprecian excepcionalmente. A su vez, las distintas plataformas digitales, han abierto incalculables foros que merecen ser aprovechados. Y es que todos tenemos algo que decir, pero no todos cuentan con la elocuencia necesaria para transmitir sus ideas con claridad.
Las redes sociales han dado voz a prácticamente cualquier individuo, pero un efecto secundario de ello ha sido la proliferación de mensajes poco positivos y de pobre contenido que, de hecho, incitan al odio y la intolerancia en algunos casos.
El siglo XXI está lleno de oportunidades, aunque también de enormes retos. Ya no basta con disponer de los conocimientos básicos para sobresalir. Hoy la información la tenemos al alcance de un clic. Es verdad que hay que saber buscarla, pero ahí está.