Pues bien, así como en nuestros días seguimos hablando y discutiendo sobre eventos que ocurrieron hace 70 años o más (las dos guerras mundiales del siglo XX, por citar sendos ejemplos) por su relevancia e influencia notable en el curso histórico de la humanidad, con toda certeza, dentro de siete décadas la pandemia de la COVID-19 aún será estudiada y analizada como hito de graves implicaciones.
Suele decirse, con mucha razón, que para comentar acontecimientos que marcan el rumbo de la historia, hace falta la perspectiva que solo puede otorgar el transcurso del tiempo.
No obstante, siendo que la historia se escribe precisamente en el presente con palabras, proyectos y acciones, considero oportuno hacer un esfuerzo por identificar los cambios que ya se encuentran en marcha en este laboratorio de futuro en el que estamos inmersos ahora mismo. Y es que, en efecto, las crisis aceleran las tendencias transformadoras y las pulsiones de cambio.
Ciencia y tecnología. Los seres humanos como especie nunca hemos estado exentos de crisis; las amenazas que acechan la fragilidad de la vida han estado presentes desde antaño. Los desastres naturales, las enfermedades y la misma inestabilidad social producto del conflicto no son novedad alguna.
Empero, la era contemporánea nos ofrece herramientas poderosas para hacer frente a las diversas adversidades que nos aquejan. La tecnología digital y el progreso de la investigación científica sin precedentes en los últimos decenios abren una ventana de oportunidades inimaginables para generaciones anteriores.
Hoy podemos predecir fenómenos meteorológicos, comunicarnos de manera fluida sin importar las barreras de la distancia, o desarrollar vacunas contra virus emergentes en apenas unos cuantos meses.
Sin duda, los avances tecnológicos (particularmente la automatización y la inteligencia artificial) desempeñarán un rol protagónico dentro de los cambios de paradigma en los entornos sociales, económicos y políticos.
Conducir con responsabilidad la dirección y fuerza del desarrollo tecnológico es indispensable, ya que su propósito genuino debe ser el de emplear la ciencia para mejorar la calidad de vida de las personas.
Medio laboral y educación. Las maneras de interactuar entre pares se han modificado sustancialmente como resultado de la necesidad del distanciamiento social para mitigar la propagación del SARS-Cov-2.
Lo interesante es que, si bien la reactivación económica paulatina ha dado la opción de que los trabajadores y profesionistas retornen al espacio físico de la oficina, son múltiples las empresas que han decidido continuar con la modalidad del home office, así como impulsar la organización de convenciones a través de plataformas digitales y, sobre todo, repensar las dinámicas relativas al espacio laboral.