Cada país rendirá sus justificaciones y cómo cree que podrían purificar cada acción que han realizado y que pretenden continuar. Un caso es simplemente pedir un permiso que no pueden revertir en este momento, ante la necesidad económica del crecimiento por la pandemia, que depende fundamentalmente en intercambios comerciales, que tienen lugar entre los países sobre materias primas, productos y tecnología, que se anteponen a los que ayudan a ser parte de un mundo subalterno ideal.
Greenpeace emitió la semana pasada ciertos comentarios sobre un reporte que la organización de las Naciones Unidas, vía Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) , ha llegado a ciertas conclusiones sobre cómo podría mantener la temperatura por debajo de los dos objetivos que el planeta necesita, y que será entregado en marzo del 2022; será complementado con información de la reunión de la COP26.
Según la organización, dicho reporte señala que los países que dependen de las energías primarias fósiles (carbón, gas natural, petróleo crudo) han indicado que no están de acuerdo con ciertas conclusiones y que actualmente están cabildeando para introducir ciertas correcciones. Refiere que no están cometiendo una falta hacia la naturaleza y que deberán ser tomadas en cuenta para no manchar la versión final que se tenga en los próximos meses.
Los países del G20 llegan a un "insuficiente" acuerdo sobre el clima
Los países que no están de acuerdo justifican que actualmente no existen políticas públicas reales, la suficiente tecnología y/o el dinero para poder realizar tal cambio, como lo sugiere el borrador de la ONU. Entre los comentarios destacados hacia este reporte:
Arabia Saudita señala que “se debe evitar el uso de 'transformación', ya que tiene implicaciones políticas al requerir acciones políticas inmediatas. La transición a economías bajas en carbono se puede lograr mediante intervenciones planificadas y considerando varias opciones de transición".
Indica que actualmente no hay una planificación o una política uniforme mundial, debido a que cada nación considera cómo llevarla en función de su economia, mercado interno y relaciones comerciales en el mundo. Hasta no haber un plan no habrá transformación. Para ello, Arabia Saudita propone una Economía Circular del Carbono , la cual pretende ser adaptada por diferentes países.