En todos esos casos, la discusión sobre los riesgos que implica el cambio climático fue mínima o inexistente. Ante esta omisión, es necesario que el sector financiero actúe con prudencia, e impulse la medición y divulgación de riesgos financieros asociados al clima. A diferencia de los riesgos financieros tradicionales, los climáticos no tienen un precedente, su impacto es sistémico, son impredecibles y, probablemente, irreversibles.
En las cumbres de líderes globales como el G7 y G20 se ha comenzado a trazar una ruta para que la divulgación de riesgos relacionados con el clima sea obligatoria. Esta iniciativa debería estar al centro de la agenda también en países en desarrollo porque el cambio climático es un fenómeno que nos afecta a todos.
Es común ver los análisis financieros acerca de los riesgos climáticos en bienes raíces en las costas de Estados Unidos , por ejemplo. Pero no hay ningún análisis sobre las implicaciones económicas de los más de 100,000 desplazados en México por el cambio climático en 2020, de acuerdo con el Centro de Control de Desplazamientos Internos ( IDMC ). Además, se estima que el desplazamiento forzado por violencia en México fue menor en el mismo año.
Omitir una discusión seria sobre el cambio climático puede ser conveniente políticamente a corto plazo debido a que las acciones contra esta crisis implican un cambio de paradigma y estilos de vida que pocos quisieran asumir.
Es un costo político que no se tomará hasta que la mayoría de la población lo demande, lo cual sucederá cuando la crisis climática sea un hecho irreversible. Sin embargo, hacer obligatoria la divulgación de riesgos relacionados con el clima no genera ningún tipo de costo político.