Ahora, a medida que el mundo se va abriendo de nuevo, nos sentimos ansiosos por volver al trabajo y emprender proyectos, que incluso muchos de ellos están mejor planeados que en un inicio. Existe una sensación palpable de entusiasmo y optimismo a medida que los agentes de cambios trabajan para volver a encarrilar sus vidas para perseguir objetivos personales y profesionales.
De hecho, a principios de este año, el 79% de los encuestados en el estudio de Make Reality del Project Management Institute dijo que el 2021 iba a ser un año de recuperación y muchas personas han cumplido sus promesas. Varios se han mudado de país o de ciudad para comenzar con una nueva perspectiva, otros han querido darle un cambio radical a su carrera, otros han emprendido ese negocio que siempre quisieron o tomaron el curso que por falta de tiempo no habían podido.
Las personas están dispuestas a hacer algo diferente y aunque no todos están listos para emprender nuevos proyectos -muchos experimentan agotamiento y exceso de trabajo-, todavía existe un fuerte sentimiento por cambiar y hacer una nueva y mejor realidad.
Convertir las ideas en realidad no es fácil. Si bien los sueños y las metas son términos que suelen emplearse de la misma manera, existen varias diferencias. Soñar puede ser divertido y emocionante, pero sin los pasos claves para llevarlo a cabo solo se convierten en una simple posibilidad. En cambio, las metas conllevan plan y acción.
La dirección de proyectos es la aplicación sistemática de conocimientos, técnicas y habilidades para ejecutar actividades de una manera eficiente. Es un enfoque de gestión estratégica para lograr el resultado deseado bajo condiciones de tiempo, costo, calidad, alcance, recursos y más. Con esto en mente y en el mundo laboral actual, no tengo la menor duda de que la metodología y los procesos basados en proyectos son herramientas clave para convertir sueños en realidades
Mientras reflexionaba sobre cómo había logrado varias metas personales a lo largo de mi carrera, me di cuenta de que he manejado cada una de ellas como un proyecto. Hasta comprar mi primer auto o casarme fue un proyecto. ¿Cómo? Siguiendo cinco grupos de procesos.
1. Iniciación (Initiating): Los sueños son algo que creas en tu mente, mientras que las metas se basan en poner el plan en marcha. Aquí se define el proyecto y concretas tu idea estableciendo objetivos específicos. Pregúntate, ¿qué estás buscando exactamente? ¿qué recursos necesitas? ¿cuál es el resultado esperado de esta meta?
2. Planificación (Planning): Con estas actividades afinamos los objetivos y definimos el curso de acción necesario para alcanzar la meta en términos de entregables (¿qué quiero lograr de forma intermedia?), las actividades y recursos humanos y financieros que necesito para lograrlo en un calendario de fechas; así como la definición de hitos que me indiquen que voy avanzando correctamente.