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Economía de proyectos: el futuro de las empresas y sus empleados

Los líderes organizacionales se enfrentan a problemas complejos y está en ellos reinventar la naturaleza del trabajo y cómo se realiza, opina Ricardo Triana.
sáb 04 septiembre 2021 12:00 AM

(Expansión) - El mundo continúa navegando en aguas desconocidas. Las empresas se van visto obligadas a estructurar diferentes estrategias de negocios ante un nuevo ecosistema de trabajo que llegó para quedarse. Pero cuando la pandemia termine no habrá una "nueva normalidad" pues no hay nada nuevo en el cambio, el cual siempre será constante.

Para ser eficientes y eficaces en la forma en que se realiza el trabajo, los líderes empresariales deben replantearse preguntas fundamentales como ¿Por qué estamos haciendo esto? y ¿Cómo deberíamos organizar el trabajo? Últimamente, mis charlas junto a amigos y colegas se han enfocado en cómo adaptar una forma de hacer negocios y ofrecer un valor agregado que permitirá el éxito en un mundo que cambia rápidamente.

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Cabe destacar que el lugar de trabajo ha estado experimentando diversos cambios mucho antes de la pandemia, en gran parte inducidos ​​por la tecnología. Este crecimiento ha ido impulsando el crecimiento de un concepto llamado Economía de Proyectos, donde se ve claramente que la economía crea y transfiere valor a través de los proyectos, pues es ahí donde se crean o mejoran productos, y esto pasa a todos los niveles y sectores.

Para dar respuesta a ello, las organizaciones están cambiando sus modelos comerciales y se están volviendo más ágiles para satisfacer las demandas tan cambiantes. Por su parte, los empleados se están embarcando en el aprendizaje constante, ya que buscan ser competitivos generando valor económico, empresarial y social.

Según el informe Tomorrow’s Teams Today realizado por el Project Management Institute (PMI), más de la mitad las empresas a nivel global están reorganizando sus actividades en torno a proyectos y programas. Cada año más del 10% de la inversión corporativa se desperdicia debido al desempeño deficiente de proyectos y en consecuencia las organizaciones que descartan la dirección de proyectos, como una competencia estratégica, muestran un nivel muy elevado de fracaso en sus proyectos y funciones operacionales.

Al comenzar a tener esta visión de una Economía de Proyectos se brindan oportunidades, pero también riesgos. Los líderes organizacionales se enfrentan a problemas complejos y está en ellos reinventar la naturaleza del trabajo y cómo se realiza, construyendo o transformando una cultura organizacional que sea receptiva al cambio.

Pero el cambio organizacional comienza primero a nivel individual para así establecer una base medular que lleve a una transformación a gran escala. En este proceso considero tres iniciativas básicas que son clave para que el individuo realmente colabore dentro de la Economía de Proyectos: implementación del Design Thinking, solución innovadora de problemas y fomentar la autonomía profesional.

El Design Thinking no es un concepto nuevo, de hecho, es utilizada por seis de cada 10 organizaciones. Es una dinámica-técnica de gran utilidad enfocada en fomentar la innovación, que centra su eficacia en entender y dar solución a las necesidades reales de los usuarios, para luego ofrecerles un producto enfocado a sus necesidades.

La segunda iniciativa nos hace entender que innovar en un entorno virtual puede plantearnos nuevos desafíos. Por ello debemos crear un entorno de trabajo virtual compartido para fomentar dinámicas que provoquen nuevas ideas y una mayor colaboración. Nosotros como líderes tenemos que incitar a que nuestros equipos mantengan una mentalidad creativa y de resolución de problemas.

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Esta es una habilidad que las organizaciones deben desarrollar activamente para que los equipos puedan desafiar el pensamiento convencional, cuestionar el estatus quo y proponer formas frescas de mirar situaciones futuras.

Mi tercer, y último punto, se centra en “darle el poder a la persona”. He comprobado que mientras más se empodere a los empleados es más fácil lograr esta evolución e innovación. Este empoderamiento consiste en capacitarlos para dominar diferentes formas de trabajar demostrando sus habilidades de poder: liderazgo colaborativo, inteligencia emocional, mentalidad innovadora y empatía. Y, además, fomentar la toma decisiones sin necesidad de pasar por procesos burocráticos que atrasen soluciones inmediatas.

Ellos necesitan saber que es seguro experimentar. Esto se logra al crear un sentido de conexión y pertenencia con la misión y el propósito de la organización, ponerse la camiseta para buscar lo mejor para la empresa, sintiéndose parte de ella.

En resumen, el mundo seguirá cambiando con o sin pandemias. Las soluciones que empleemos el día de hoy tienen que ser con cara a un futuro que sigue en evolución. Es aprender a responder a la incertidumbre y como lo mencioné, eso se logrará con una transformación inicialmente personal y luego organizacional que realmente impacte a esa economía de proyectos produciendo resultados para todos.

Nota del editor: Ricardo Triana es Managing Director de PMI en América Latina. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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