Modelos de liderazgo y gestión con estas características han estado presentes en el emprendedurismo por décadas y hoy la tecnología está permitiendo potenciarlas y explotarlas al máximo. Un terreno en que lo observamos todos los días es el del marketing digital y el sector AdTech, en el que participo directamente, aunque la tendencia es evidente en prácticamente cualquier terreno.
En otras palabras, la tecnología ha abonado el terreno para el crecimiento exponencial en casi cualquier sector, pero para cosechar, las empresas –encabezadas por sus líderes– necesitan abordar la transformación digital de forma estratégica y bien dirigida.
Primero, la transformación digital debe adaptar la visión, estrategia, infraestructura y talento de la organización para incorporar y capitalizar las ventajas potenciadoras de la tecnología y que esto le permita anticipar y prepararse para las necesidades y tendencias del futuro. Lo que he denominado “Future proof organizations”.
La transformación digital organizacional es la respuesta a la evolución digital acelerada del entorno, que ha cambiado la forma en que realizamos prácticamente cualquier actividad, desde el entretenimiento, las dinámicas de trabajo, la educación y por supuesto la compra y consumo de bienes y servicios. Por esta razón, queda claro que la transformación digital debe ser un proceso transversal que toque todas las áreas fundamentales de cada empresa.
Bien lograda, una transformación digital brinda la plataforma para el crecimiento exponencial de las organizaciones, pero eso es solo el principio. En mi experiencia, tras años estudiando y buscando aprovechar al máximo las ventajas de la tecnología, he podido identificar al menos cinco pasos más que se deben seguir para consolidar el crecimiento exponencial.
Primero, se debe tener un por qué. El crecimiento, especialmente el de carácter exponencial, debe estar guiado por razones que van más allá del valor económico y generalmente implican valor social o incluso cultural.
También es fundamental tener un norte. Es decir, claridad de la posición actual de la organización y hacia dónde se desea llevarla, y por supuesto, estar dispuestos a seguir el camino indicado.
Por otro lado, tener un rumbo sirve de poco si no se crea una ruta con logros graduales y progresivos bien delineados y medibles. Además, se vuelve fundamental mantener el aprendizaje a través del estudio, el aprendizaje y la experimentación.