El debate se ha centrado en la transitoriedad del incremento en la inflación. Por un lado, se menciona que, una vez arreglado el problema de las cadenas de suministros, la inflación podrá converger hacia a su meta. Esto ha llevado a criticar la efectividad del incremento en la tasa de referencia para frenar la inflación.
En la literatura económica existe la regla de Taylor, que nos menciona cómo debe el banco central tomar las decisiones de política monetaria. En general, las decisiones de un banco central se hacen en función de los objetivos propios. A partir de los años 90, los bancos centrales adoptaron regímenes con objetivos de inflación. Aunque el objetivo de los bancos centrales puede diferir, la mayoría tiene como objetivo el control de la inflación.
Siendo el principal objetivo la estabilidad de los precios, el banco central establece una meta de inflación. Otro objetivo puede ser el aumento del producto interno bruto (PIB).
Por otro lado, la evidencia empírica muestra que la estabilidad de precios en las economías contribuye al incremento del PIB. Es decir, el control de la inflación es un requisito indispensable para el crecimiento económico.
En economía hay una máxima que dice que se deben tener tantos objetivos de política económica como herramientas. En ese sentido, la herramienta principal que tiene un banco central es su tasa de interés para el control de la inflación.
¿Cómo debe tomar el banco central sus decisiones de política monetaria?
Una respuesta (o quizá la principal respuesta) es tomando de referencia la regla de Taylor. La regla es una ecuación que nos muestra cómo debe un banco central tomar las decisiones de incrementos de la tasa de interés para el control de la inflación.
La ecuación dice prácticamente lo siguiente: la tasa de interés aumenta si y solo si la inflación aumenta (por encima de su objetivo) o si el PIB aumenta por encima de su potencial (brecha del producto).
Taylor mencionó, además, que hay un consenso entre los economistas de que una norma de política no tiene por qué interpretarse de manera estricta. En ese sentido, si la tasa de inflación se encuentra a la mitad de su objetivo, por ejemplo 2% y aumenta a 3%, existe margen para no subir la tasa de interés. Lo mismo pasa con el PIB, si la brecha del producto es elevada, puede dar margen para no aumentar la tasa.
La regla de Taylor es como una guía para las decisiones del banco central
Si la tasa de inflación ha aumentado, entonces, ¿debe el Banxico seguir aumentando su tasa de referencia, aunque el incremento de la inflación provenga por el lado de la oferta?
Si tomamos de referencia la regla de Taylor, la respuesta es sí. La magnitud y la velocidad son variables.