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2021: lo que pudo haber sido y no fue

¿Estamos condenados a la sucesión política azarosa en lugar de empezar a formarnos y a formar a los líderes del futuro?, cuestiona Juan Domínguez.
jue 23 diciembre 2021 12:00 AM
2021: lo que pudo haber sido y no fue
¿Se nos fue otro año sin que despertemos como sociedad y encontremos como ciudadanos un canal legítimo para ser parte de la discusión política y del desarrollo de nuestro propio futuro y nuestro país?, plantea Juan Domínguez.

(Expansión) - Cada fin de año trae esa melancolía, cursi en ocasiones, de ver hacia atrás y evaluar las pérdidas y las ganancias del año que pasa. Todos tenemos momentos de sonrisas, momentos de profunda satisfacción, y, naturalmente, de tristezas y lágrimas.

Celebro la reflexión de cada uno de ustedes, no es más que un acto consciente de responsabilidad para aprender y mejorar. También respeto las síntesis y los análisis que hacen las diversas instituciones y publicaciones para tratar de entender qué nos pasó de manera colectiva y que se ve hacia adelante.

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Es en esta época donde las grandes consultoras presentan sus estudios de megatendencias, una especie de tarot consultivo sobre lo que viene – sin lograr, como la Canción de la Negra, decir cuándo.

Pero pocas veces nos sentamos a ver lo que se dejó de hacer, las predicciones que, de haber funcionado hubieran arreglado algo: lo que pudo haber sido y no fue.

Para empezar, ¿qué hubiera pasado si la reacción de las empresas a la pandemia no se hubiera quedado en los planes sin ejecutar y se hubieran hecho acciones efectivas distintas a pedir a los empleados “manejar la incertidumbre” y “ser resilientes”?, ¿cuál sería la historia si se hubiera tomado una decisión definitiva sobre trabajo remoto y flexible?

Cambiando de flanco ¿qué hubiera pasado si se hubiera hecho una reforma al trabajo tercerizado (outsourcing) pensada y ordenada? ¿A quién en su sano juicio de le ocurre crear un nuevo requisito para contratar y es darse de alta en un padrón estatal? ¿No suena eso como a socialismo trasnochado de 1970? ¿Qué hubiera sucedido si esta reforma hubiera venido acompañada por un real cambio, buscando el empleo digno y buscando mecanismos para regular el verdadero problema que es el empleo informal?

En el mismo sentido ¿cómo estaríamos ahora si las organizaciones sindicales hubieran dado una mirada hacia dentro y pensado en su futuro, renovado sus líderes de décadas, para dar paso a un sindicalismo moderno, no mercantilista sino genuinamente garantista y productivo?, ¿cuál debería haber sido la reacción de los cuerpos legislativos y empresariales al darse cuenta de los peligros de los acuerdos paralelos al T-MEC respecto de la intervención de sindicatos del norte en nuestra dinámica laboral?

En el terreno de lo social ¿cómo estaríamos viendo hoy una actividad empresarial comprometida con derrumbar las causas estructurales de la pobreza a través de la inclusión de las clases menos favorecidas dentro de sus fuerzas laborales?, ¿por qué vemos tan pocas iniciativas educativas para garantizar, cuando menos, la educación media en sectores condenados a la brecha de la pobreza?

Dados los cambios que nos generó, inevitablemente la pandemia, ¿qué hubiera ocurrido si la discusión sobre las condiciones de trabajo y el trabajo flexible no se hubiera limitado a un 7% de los empleos que permiten estas modalidades?, ¿cómo estaríamos si entendiéramos que tenemos una deuda con la parte baja de la pirámide laboral que también tiene necesidades individuales aún más profundas que las del nicho de arriba?

¿Seríamos mejores como sociedad si entendemos que el 40% de los trabajadores no cuenta con las prestaciones mínimas de ley y que hemos generado condiciones de lumpen empleo precarias y explotadoras de un grupo social que no tiene opción diferente a resignarse?

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¿Dónde están los grupos empresariales serios y la clase académica en la labor de convertirse en una verdadera opción política orientada a un capitalismo consciente alejado de caudillismos? ¿Qué estaría pasando si los empresarios, en vez de buscar encontrar un pedazo de valor en una economía destruida por las políticas públicas, entraran activamente a crear y desarrollar modelos de evolución para las comunidades que impactan?

Y quizás la más importante de todas ¿se nos fue otro año sin que despertemos como sociedad y encontremos como ciudadanos un canal legítimo para ser parte de la discusión política y del desarrollo de nuestro propio futuro y nuestro país? ¿Estamos condenados a la sucesión política azarosa en lugar de empezar a formarnos y a formar a los líderes del futuro?

¿No existen dentro de los partidos – aparte de actores y cantantes – personas que genuinamente se hayan formado y preparado para el liderazgo de la nación o de sus entidades? ¿Nos entregamos del todo a una oposición pasiva y de muchas maneras nociva?

Dicen que el “hubiera” no existe, pues estas son algunas de las cosas que pudieron haber sido y no fueron.

Que no se nos pase un año más prediciendo el futuro sin atender el presente.

Felices fiestas y gracias por su compañía.

Nota del editor: Juan Domínguez ha tenido una carrera de más de 20 años en áreas de Recursos Humanos en las industrias de consumo masivo, aviación y servicios financieros. Es co-fundador de HUMANOS red colaborativa y People & Culture Officer en Clara. Es abogado con estudios de ciencia política y desarrollo humano en Cornell University, University of Notre Dame, University of Asia and the Pacific, Pontificia Universidad Javieriana el ITESM. Es consultor, autor y profesor universitario. Escríbele a juan@juandominguez.red y/o síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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