Por un lado, los adultos empezaron a hacer home office y, por el otro, niñas y niños tuvieron que tomar clases de forma remota. De acuerdo con datos del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), al aislamiento en México generó que aproximadamente 30 millones de alumnos, de todos los niveles educativos, dejaran de asistir presencialmente a la escuela.
Tras meses de restricciones, finalmente el pasado ciclo escolar, se optó por regresar presencialmente a las aulas, de manera escalonada y con medidas sanitarias. Sin embargo, con el surgimiento de nuevas cepas y preocupaciones en el terreno sanitario, vale la pena cuestionarse ¿qué tan maduro es el modelo educativo en su formato híbrido? Y, ¿qué necesita reforzarse para que el derecho a la educación pueda ser garantizado en todo momento durante este nuevo año?
Aunque la educación en línea ha tenido un auge durante la pandemia, aún falta un extenso camino por recorrer. Se estima que en los siguientes cinco años el modelo educativo tradicional y el modelo en línea se integrarán significativamente, lo que a su vez tendrá como resultado el surgimiento del “alumno omnicanal”, el cual se nutrirá de herramientas de la educación presencial, pero también digital, tanto de manera síncrona como asíncrona.
Dichos cambios se hallan en una fase temprana; no obstante, hoy en día existen tendencias educativas que unen tecnologías como el de la Inteligencia Artificial (IA) para dar un aprendizaje más personalizado.
La IA, definida como un conjunto de órdenes capaces de realizar acciones propias de los humanos teniendo en cuenta el razonamiento y la conducta, está más cerca de lo que creemos. La digitalización de diversos sectores provocó que las instituciones académicas comenzaran a utilizar herramientas que le permitan al estudiante recibir sugerencias personalizadas de aprendizaje, basadas en sus capacidades, logros e intereses, yendo más allá de las habilidades de las transcripciones y los currículums clásicos.
Lo anterior se traduce en que las escuelas logren mapear y examinar cada vivencia de aprendizaje dentro y fuera del campus, en competencias y capacidades que reflejan el verdadero aprendizaje, no solo las calificaciones y los méritos académicos.
También, el método de evaluación se vio impactado positivamente, puesto que el estudiante, desde la comodidad de su hogar, puede ser ahora calificado según las capacidades elaboradas y no solo por el contenido memorizado. La supervisión remota inteligente posibilita a las escuelas mantener la credibilidad del rendimiento académico y contribuir a comprobar los niveles de competencia de los alumnos online, quita la probabilidad de plagio y la utilización de apoyos autorizados.