En un extremo del horizonte se desarrollaron estrategias de corto plazo donde las universidades innovadoras lanzaron a sus docentes y alumnos a tener experiencias con nuevas tecnologías: videoconferencias síncronas, video en demanda, micro aprendizaje, laboratorios virtuales, simulaciones con robots en práctica clínica, uso de inteligencia artificial, entre otras.
Todo esto catapultó el aprendizaje activo a distancia sacándolo del aula. En el otro extremo se tiene a las pequeñas universidades aisladas de estos desarrollos que prefirieron esperar a que pasara la crisis y se mantuvieron con el deseo de volver a una normalidad similar al origen de la crisis.
En este espacio es que surgen emprendimientos en la que expertos en Administración de Programas en Línea (Online Program Management -OPM) inician acelerando sus alianzas con todo tipo de institutos.
La variedad de servicios de los OPM tiene diferentes niveles de servicio. Inicia con proveedores que brindan el acceso a plataformas o sistemas de administración del aprendizaje (LMS) como Brightspace, Canvas, Blackboard o instalación de Moodle, un open courseware.
En un segundo nivel se encuentran compañías como Coursera y FutureLearn, que brindan cursos cortos, diplomas, con el fin de ofrecer educación continua o certificaciones. Posteriormente, se encuentran empresas privadas que realizan asociaciones ganar-ganar con instituciones transfiriendo su capacidad de expansión vinculado al desarrollo de nuevos espacios de crecimiento por tecnología con las universidades.
Finalmente, se puede ver la especialización de Pearson Online Services, 2U, Wiley Education Services, Academic Parnerships, Kaplan Higher Education y Zovio, por mencionar algunos. El espectro de tecnología va desde el uso de Administradores de Relación con los Clientes (CRM por sus siglas en inglés) para atracción y retención de escolares apoyando el incremento de matrícula.
Uso de optimizadores de currículum, así como de inteligencia artificial para la logística de distribución de aulas de clase como UPlanner de Chile, y los servicios integrales de operar los programas híbridos y no escolarizados. Según HolonIQ (2021) en este año se han realizado entre 450 y 600 asociaciones entre universidades y proveedores OPM alrededor del mundo. Se espera que en el 2025 el mercado mundial de los administradores sea de 7,800 millones de dólares
México es parte de esta evolución. Expertos de Argentina, Brasil, Chile y México se han vinculado con instituciones privadas e intentado con algunas públicas el acelerar pasar de una educación superior centrada en lo convencional y presencial a nuevas formas de formación.
La decisión que tienen que realizar los rectores y líderes de los colegios son:
1) Si se tiene una alta capacidad de desarrollo dentro… ¿Construir la propia plataforma y procesos que lleven a un nuevo modelo educativo.
2) Si se tiene poca capacidad y poco dinero para invertir en investigación y desarrollo… ¿Asociarse con quién sabe?
3) Se tiene dinero pero poca capacidad tecnológica… ¿Qué tecnología comprar para expandir los servicios?
Por su parte, académicos y docentes, la decisión se enfoca en qué proveedores de servicios apoyan a aligerar la carga laboral. En este sentido:
1) ¿Qué tecnologías agilizan la revisión de exámenes o automatización de los mismos?
2) ¿Qué herramienta ayuda a determinar si un trabajo académico es original o es copia de fuentes de internet no citadas como el escrito de otro educando?
3) ¿Cómo hacer más dinámica y activa la experiencia de aprendizaje?
4) ¿Cómo incrementar los ingresos llegando a más estudiantes y otros lugares por medio de la tecnología? Sin embargo, también surge la visión de academicistas que piensan que el uso de nuevas tecnologías en la educación es parte de un complot de políticas neoliberales.
Se etiqueta la optimización y eficiencia con influencias capitalistas y tecnócratas. Se considera que se destruye la educación superior al incrementar el número de escolares por salón de clase. Se cree que se deshumaniza la experiencia de aprendizaje al meter robots al aula. Se piensa que baja la excelencia en el aprendizaje dado que la simulación nunca se compara con los hechos y se debe de llevar al colegial a la práctica social en situación reales no en el metaverso, entre otras críticas.