Hace poco tiempo llego a mí un libro que me ofreció una perspectiva opuesta de lo que habitualmente hago, el libro me pareció absurdo, aburrido y me lo comí a críticas antes del tercer capítulo, pero luego lo guardé y entendí que el problema era que estaba confrontando mi forma de pensar, me atreví a volver a empezarlo y me lo eché todito, primero leyéndolo y luego escuchándolo en audiolibro para que me taladrara la cabezota. La verdad me enriqueció tanto que, miren, hasta estoy escribiendo sobre ese libro.
Lo que quiero compartirles en este kilómetro 22 es uno de los conceptos principales de esa lectura, porque a más de alguno de ustedes también le ayudará a lograr lo que yo llamo una paradoja: hacer cambios disruptivos en su carrera profesional, en su negocio o en su vida, sin tener que hacer cosas explosivas, sorprendentes o espectaculares.
Dicho de otra forma: lograr algo espectacular y sorprendente, haciendo cosas sencillas, graduales y hasta conservadoras, ¿no les parece una increíble paradoja?, a mí sí, pues ¿qué le hago?
Por supuesto que al final de esta columna les comparto la fuente, el famoso libro, porque estoy seguro de que más de alguno de ustedes querrá leerlo, pero primero déjenme expresarles ese concepto que les vengo tarareando. Me encantaría que intentaran aplicarlo a sus retos actuales, a esos con los que están arrancando el año, yo estoy escribiendo esto a inicios del 2022.
Piensen en el cambio más radical que quieren hacer, ya sea como profesionales, en su salud o en el deporte. Imaginen los cambios brutales que quieren hacer y anoten las estrategias creativas, disruptivas, que podrían implementar para lograrlo. Probablemente vaya por ahí el camino y listo, se acaba el tema, pero aguanten tantito por favor, acompáñenme a ver el otro lado de la moneda.
¿Qué pasaría si en vez de pensar en acciones sorprendentes o radicales se centraran en mejorar el 1%, constantemente, cada mes, por ejemplo?
Vamos a ponerlo en términos profesionales. Si cada mes, a pesar de la gran operación que tenemos encima mejoráramos un 1% tres factores, pensemos, solo por decir algunos, en el entendimiento de nuestros clientes, nuestro conocimiento del producto y nuestra relación con colegas, ¿qué sucedería en un año, en cinco o en 10? Sáquenle cuentas, ¿cuánto les da mejorar el 1% de tres factores por mes durante 24 meses?
Ahora se los voy a poner en términos de salud, ¿qué pasaría si cada mes mejoráramos un 1% nuestra forma de comer, nuestra capacidad de concentración y nuestro acondicionamiento físico?, ¿cuál sería la ganancia en 5 años?
Si se fijan, lo que hoy a nivel de salud o profesional somos, no es el resultado de cambios espectaculares o de haber hecho un comidón lleno de excesos el 31 de diciembre o una presentación espectacular el 2 de enero, somos el producto de 5, 10 o 20 años de pequeñas mejoras o de pequeñas degradaciones constantes en nuestros hábitos.
Es lo mismo que cuando uno corre un maratón, el verdadero maratón no es el día de la carrera, son meses y años de pequeñas decisiones que nos recompensan o nos pasan factura el día de la verdad. Por supuesto, hay cosas que requieren decisiones radicales en un momento dado, pero la decisión más radical sería mantenernos en una inercia de evolución que aunque parezca un esfuerzo hormiga, se convierta a largo plazo en algo espectacular.
Regresando al ejemplo, hacer un buen maratón no es esforzarse casi hasta morir el día de la carrera, sino mejorar un 1% mensual mi técnica, mi composición corporal, mi estrategia, mis 200, 400 y 800 metros, por meses o años.
A esta estrategia de mejorar consistentemente tres, cuatro o cinco factores y luego ver cambios espectaculares le puedes llamar “Estrategia de agregación de ganancias marginales”, y fue uno de los factores clave con los que Dave Brailsford ayudó al ciclismo británico a hacer un cambio radical, superando décadas de malos resultados y obteniendo logros memorables en la Tour de France y en competencias olímpicas.