Claro, eventualmente puede suceder una contingencia, pero en el maratón y los negocios, entre más entrenaste, más recursos tendrás para los imprevistos. Como dice el autor de obras de teatro José Lira: “Un buen actor ensaya tanto que cuando está en el escenario parece estar improvisando”.
¿Y de qué se compone esa capacidad de llegar bien preparado a los días de las cosechas?
En gran medida, de hábitos -lo que hacemos en nuestro día a día-, tanto en lo físico e intelectual, es lo que nos permite estar listos para la competencia planeada o una oportunidad que nos llega de sorpresa. En ambos casos, planeado o improvisado, los hábitos han definido previamente nuestra capacidad de respuesta. Aquí es donde yo debería darte un maldito sermón ¿No crees?
Mira, muchachito que estás leyendo, cambia tus hábitos, ponte a leer, estudia, no comas azúcar ni chatarra, hazlo ya y después tú deberías reírte y contestarme que si fuera tan sencillo todos lo harían, que cambiar de hábitos o mejorar los hábitos suena fácil, pero es complejo, crucial y difícil de sostener y tendrías razón, ejemplos nos sobrarían, ya sabes, a partir de mañana todos los días me levanto a correr, o no vuelvo a comer azúcar, tomaré licuado verde o abandonaré el chisme de redes para leer 20 minutos. Esas buenas intenciones no son sostenibles, porque “nos vuelve a jalar el placer”, la comodidad, lo que nos encanta y parece sexi, y entonces como una obligación moral queremos ir al buen y aburrido camino con sermones baratos, aunque sabemos que no funcionará.
Por eso mejor te quiero compartir un tip que a mí me ha funcionado y es muy sencillo: no luches por cambiar de hábitos, simplemente cambia y resignifica ese hábito en tu cabeza. Haz que los hábitos que te benefician suenen geniales y los que no parezcan estupideces. Porque el cambio de hábitos no es un ejercicio de voluntad sino de reencuadre mental. Divide el tip en dos partes: desprestigiar el hábito que no quieres seguir y darle buen marketing en tu cabeza al que quieres adoptar.
Un par de ideas:
- El azúcar es una cochinada que le quita sabor a las cosas, guácala, el azúcar hace que el café sepa a ponche. Bueno, eso me dije yo hace algún tiempo y tengo cinco años sin consumir azúcar procesada ni sustitutos, porque los sustitutos me parecían tristes y poco atractivos.