Cerca de 100 mil personas están atrapadas en el puerto ucraniano de Mariúpol
Sin embargo, esta sed imperialista también está relacionada con la inseguridad geopolítica de los ucranianos que se transpira dentro y fuera. Un país extremadamente dividido y polarizado en cuanto a su lugar en el mundo, con poco más de la mitad de su población anhelando pertenecer a la esfera de influencia europea y el resto a la rusa. Esta indefinición estratégica ha revoloteado los intereses nacionales ajenos, aquellos que luchan por sellar hegemonías y estampar la superioridad global.
Si bien el conflicto presenta un juego complejo de multilateralidades, éste pone por delante el reposicionamiento de Rusia en la escena internacional. Recuperar su estatus de potencia global y buscar la paridad en las relaciones internacionales lo obliga a defender sus esferas de influencia.
Remarcar sus espacios de dominio resulta el principal activo de su estrategia internacional que se empalma con el resentimiento y humillación por haber perdido la Guerra Fría y con ello la implosión de la Unión Soviética desintegrada en 15 repúblicas.
No podemos soslayar que Vladimir Putin calificó la caída de la URSS como la “mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”. Por ello busca fehacientemente que la OTAN frene su política de puertas abiertas y globalizantes e impedir que Ucrania ingrese a la alianza euratlántica reclamando garantías legales. Sin duda, Occidente vulnera su seguridad.
Con toda la intención de controlar su entorno más inmediato y defender sus intereses nacionales, Putin interrumpe los planes geopolíticos de Estados Unidos y China de seguir adelante con su escalada bilateral cifrada en una nueva Guerra Fría. Bajo el ánimo de demeritar la política bipartidista del China First al interior de Estados Unidos, el Kremlin empieza a recibir la atención anhelada y solicitada desde décadas atrás, gracias a la provocación montada en Ucrania con el despliegue reciente de más de 100,000 tropas rusas en su frontera oeste.
El mensaje es implacable: antes de frenar, restar y contrapesar a China, primero tendrán que lidiar con Rusia y atender sus reclamos históricos. Mantenerse como espectador en el conflicto sino-estadounidense sería dejar el destino de Rusia en manos de terceros.