Banxico no pudo con la inflación y adopta un esquema de objetivos más benevolente
Desde la época de la crisis financiera de 2009, la “fiesta monetaria” se convirtió en un largo ciclo de bajas tasas de interés en todo el mundo. En México, esta laxitud monetaria ha tendido a exacerbarse más o menos a la mitad de cada sexenio. En nuestro país, la política monetaria siempre favorece y complace a la administración en turno.
Sin embargo, después de una prolongada fiesta monetaria, tiene que llegar la resaca inflacionaria. La inflación es la factura que tiene que pagarse por ser benevolente con los gobiernos en turno. Es decir, por el hecho de mantener las tasas de interés bajas por un tiempo prolongado y subirlas solo de forma gradual, aduciendo cualquier pretexto.
En este sentido, en su programa monetario 2022, Banxico encontró la solución a esta encrucijada, con su propio baby step. Desde hace meses he venido diciendo que el objetivo puntual de inflación de 3% es una quimera, porque Banxico lo ha cumplido apenas el 14% de las veces (meses) desde el año 2008. Yo no sé si en este instituto escucharon mi “campaña” de revelación de la verdad, pero, lo cierto, es que ya se dieron cuenta que les encanta la fiesta monetaria, y que deben cambiar de estrategia para curarse en salud, ya que el objetivo puntual de inflación es muy difícil de alcanzar para ellos.
En el documento, Banxico introduce unos objetivos intermedios para la política monetaria, denominados pronósticos de inflación. En términos generales, pero técnicos, un pronóstico es una extrapolación de la historia pasada hacia el futuro. Se pueden emplear modelos de pronóstico poco o muy sofisticados, el caso es que hay componentes que no pueden ser pronosticados, dando lugar al error.
Además, el pronóstico es una medición al gusto. Por ejemplo, si alguien me pidiera elaborar un pronóstico de una serie de datos, que esté bien especificado técnicamente, lo puedo hacer sin ningún problema, en la dirección que se desee.
Esta nueva modalidad de la política monetaria busca aligerar el trabajo y la presión mediática hacia Banxico. Ya que plantearse un objetivo intermedio, basado en un pronóstico de inflación, es como si el conductor del Uber dijera, “bueno, como me gusta la fiesta y no pienso dejarla, en lugar de 20,000 pesos de ganancias, primero iré por la mitad, 10,000 pesos, y ahí le voy subiendo poquito a poquito…total, no todo en la vida es chamba, también hay que ser feliz”.