Ahora, aquellos que simpaticen con este grupo o que consideren que la revista sería económicamente rentable, podrán aportar libremente su propio capital al proyecto. Por su parte, otros podrán colaborar ofreciendo sus servicios, ya sea como empleados o como proveedores de la revista, a cambio de una remuneración. Ya con todos los factores de la producción alineados, la revista podrá ser publicada.
De forma similar, habrá quienes tengan una opinión diferente y decidan producir su propia revista. Así, ambas revistas llegarán a quienes estén interesados en el tema, se enriquecerá el debate público y cada quién, contrastando las opiniones, llegará a sus propias conclusiones y decidirá si pide sus quesadillas con queso o sin queso.
Sin embargo, para que esto suceda, los ciudadanos deben de gozar del derecho a la propiedad privada y disponer libremente de sus recursos, así como a elegir en qué y para quién para trabajar.
Es así como podemos empezar a entender que, para vivir realmente en una sociedad democrática, plural y abierta al intercambio de ideas, no sólo basta con tener libertad de expresión, sino que también se requiere de libertad económica. Por ello vale la pena poner atención a los últimos eventos en Canadá, en relación a las protestas contra los mandatos de vacunación.
En Canadá, un grupo de choferes de camión (“Convoy de la Libertad”), ha manifestado su oposición a los mandatos de vacunación bloqueando con sus vehículos diversos caminos. Para sostenerse, el convoy ha recibido donativos por parte de simpatizantes, a través de varios canales, como las plataformas de crowdfunding. A esta manifestación inicial se han sumado otros grupos que se oponen a un espectro más amplio de las medidas para frenar la pandemia.
Primero, sólo para contextualizar, voy a tratar de resumir en este párrafo uno de los argumentos más populares de quienes se oponen a la vacunación obligatoria. Este movimiento parte de la idea de que cada quién tiene el derecho a decidir entre recibir o no recibir el medicamento, además de argumentar que no existe suficiente evidencia científica de que las vacunas reduzcan significativamente el contagio y la propagación del virus. Vale la pena aclarar que esto es algo completamente distinto al movimiento anti-vacunas, quienes promueven que nadie se vacune y rechazan cualquier realidad científica.
Segundo, y volviendo a lo quiero resaltar en esta columna, debido a que las manifestaciones del “Convoy de la Libertad” han generado estragos en la economía y la vida de los canadienses, el gobierno ha decidido invocar una Ley de Emergencia, para otorgarle al Primer Minitro Trudeau poderes extraordinarios por tiempo definido. Llama la atención que la invocación de este tipo de poderes está prevista para situaciones extremas, como una guerra.