Sin embargo, este fenómeno tiene una explicación basada en determinadas características que distinguen a menores y adultos. Durante la infancia aprendemos a través de los sentidos y casi todo lo que nos rodea es un horizonte nuevo por descubrir. Entonces contamos con una mente abierta al conocimiento, la cual suele compararse con una esponja absorbente.
Por otro lado, al transitar hacia la madurez, los individuos nos volvernos mucho más calculadores, y la educación tradicional nos enseña a evitar cometer errores y minimizar riesgos.
El problema radica en que para ser creativos necesitamos ser flexibles, curiosos, y audaces. Los niños son creativos porque no ponen restricciones a su imaginación y no temen transgredir las normas de lo convencional. Frecuentemente pensamos tanto en la posibilidad del fracaso o la vergüenza que no nos animamos a compartir ideas creativas o emprender proyectos novedosos.
Por ejemplo, es muy común que se desincentive a niños y jóvenes a optar por las artes o la cultura bajo el argumento de que ese tipo de talentos no son útiles desde el punto de vista económico o profesional. Esto es grave, ya que deshinibir pasiones genuinas y pulsiones creativas tiene un efecto significativo adverso en el desarrollo de las personas.
Ahora bien, la creatividad no es exclusiva de disciplinas como el diseño o la música. De hecho, cada profesión, oficio y ocupación debe emplear el pensamiento creativo como un recurso para transformar la realidad y mejorar el entorno.
La Medicina requiere de investigadores creativos que generen vacunas efectivas contra enfermedades, del mismo modo que la Física precisa de más representantes como Albert Einstein, que abrazó la creatividad para explicar sus teorías científicas sobre el universo.
También los funcionarios públicos demandan de altas dosis de pensamiento creativo para atender las problemáticas que aquejan a las comunidades; y los empresarios, sin duda, buscan permanentemente ampliar su visión para emprender proyectos innovadores que produzcan riqueza.
Para lograr desarrollar esta habilidad, en primera instancia, hay que comprender que la creatividad es un proceso mediante el cual se producen ideas nuevas que generan valor. Claro está que estas ideas no llegan por sí solas, sino que es indispensable estimular la mente con experiencias, conocimiento e intercambios de puntos de vista.