Publicidad

Síguenos en nuestras redes sociales:

Publicidad

Tecnología y desempleo: un paradigma falso

La virtud de cambio constate, el aprendizaje para trabajar en ambientes que varían constantemente y la necesidad de aprender se vuelven imperiosos, apunta Juan Domínguez.
jue 28 abril 2022 05:00 AM
Cómo implementar la IA correctamente
La digitalización, la automatización, y la consolidación de la inteligencia artificial de ninguna manera sustituirán a la humanidad, considera Juan Domínguez.

(Expansión) - Quienes tuvieron la oportunidad de ver “Hidden Figures” (Talentos Ocultos), aprendieron una lección, basada en hechos reales, sobre la relación entre el empleo y la tecnología, entre la humanidad y la digitalizada.

La película cuenta la historia de la matemática afroamericana Katherine Johnson y sus dos colegas, Dorothy Vaughan y Mary Jackson, quienes trabajaban en la NASA y quienes gracias a la capacidad de reinventarse a partir de sus inmensas aptitudes y fueron piezas importantes, a través de sus cálculos, para que John Glenn se convirtiera en el primer astronauta estadounidense en completar una órbita completa de la Tierra.

Publicidad

La riqueza de la película consiste en la mezcla de los elementos raciales en una sociedad entonces segregada, en el talento de estas tres mujeres trabajando en un ambiente masculino y los logros históricos de cada una.

Pero es el tercer elemento que propone el filme el que me parece más relevante de todos: Johnson logró imponerse sobre un mundo de hombres partiendo de más escepticismo que confianza, Vaughan se convirtió en supervisora del equipo que programó la primera IBM de la NASA por dedicarse, con sus compañeras al aprendizaje de Cobol, y Jackson — con tribunal judicial de por medio— se convirtió en la primera ingeniera afroamericana de la entidad.

Si nos salimos por un momento de la narrativa de la película, entendemos que al final la trama tiene un elemento esencial, mezclado de manera impecable con hechos socio históricos: la “pelea” entre el ser humano y la máquina, la intención de la segunda de reemplazar a la primera.

No es nada nuevo, en los primeros siglos del año pasado vimos el gran temor - traducido en huelgas complejas — de los trabajadores ante el miedo de ser sustituidos por la fuerza, en este caso refiriéndose más a la fuerza física que la académica.

Sin duda alguna se perdieron muchas fuentes de trabajo, parte de la denominada Gran Depresión, pero pasando apenas un par que lustros aparecieran trabajos y oficios nuevos. Algunos de estos estaban relacionados con las máquinas mismas, la mayoría de ellas hacia la creación de nuevos negocios e industrias que permitieran un mayor uso de la capacidad pensante del individuo.

Si bien las cifras de desempleo — y más las de subempleo — fueron y siguen siendo preocupantes no ocurrió la debacle anticipada; el ser humano retomó su ingenio para mejorar la calidad y la eficiencia de las mismas máquinas, por una parte, y, por la otra empezó el desarrollo de otras actividades industriales, de servicios y hasta el auge de la misma banca y el sector asegurador y provisional.

El desempleo se amortiguó, no bajo los esquemas tradicionales, sino a través de la generación de nuevos oficios y nuevas industrias.

Una discusión similar está en la mesa desde el siglo pasado, particularmente como consecuencia de la globalización, de la automatización tecnológica y, por supuesto, de la digitalización y los modelos de inteligencia artificial.

Preguntada Margaret Thatcher en un foro global frente a Bush y Gorbachev. Quien fuera ingeniera química señala con certeza que la tecnología y la ciencia son lejos de ser sustitutivas de la humanidad.

Si bien esta posición de la Dama de Hierro en los años 80 tiene más de cuatro décadas, es totalmente aplicable hoy.

La digitalización, la automatización, y la consolidación de la inteligencia artificial de ninguna manera sustituirán a la humanidad, pero sí cambiarán la manera en cómo la persona interactúa con la tecnología y requiere del desarrollo de competencias que, si bien son diferentes, se infieren de las originales.

Publicidad

La virtud de cambio constate, el aprendizaje para trabajar en ambientes que varían constantemente y la necesidad de aprender se vuelven imperiosos.

Se prevé una mutación de los trabajos que serán indispensables, como los derivados de las competencias puramente humanas, y de una nueva ramificación de los oficios actuales hacia crear interfases de diseño más intuitivas y eficaces, calificación que solo podrán hacer las personas.

El otro fenómeno que resulta importante es que la gente será contratada más por su experiencia y capacidades que por sus competencias. Esto lleva a dos elementos y cambios importantes: la prevalencia del “saber hacer” vs la prevalencia de “poder hacer”. Lo primero lo da la educación, lo segundo la práctica: lo de hoy se parece mucho a un regreso a la búsqueda de oficios en contraposición de años buscando personas con títulos y maestrías.

De ninguna manera se trata de un abandono o un menosprecio a la educación, sino del giro hacia lo que la educación puede dar en términos de resultados. Muchas empresas, trasnacionales en particular, han eliminado los requisitos profesionales otorgando equivalencias en años de trabajo y experiencia.

Así pues, la digitalización no debería generar pérdidas de empleo sino la relevancia de algunos sobre otros, de manera diferente a como lo concebimos hoy. Las posiciones que se pueden hacer bajo la modalidad de trabajo en casa tendrán naturaleza y evaluación diferente a aquellas que se exijan en trabajo presencial.

El colofón de todo lo anterior implica que como trabajadores debemos necesariamente adoptar una mentalidad de aprendizaje permanente, para estar más relevantes y evitar la obsolescencia de lo que hacemos. Ese es el aprendizaje que nos dan estas tres mujeres afroamericanas que se reinventaron y cuyos aportes fueron fundamentales para llevar al hombre a la Luna.

Nota del editor: Juan Domínguez ha tenido una carrera de más de 20 años en áreas de Recursos Humanos en las industrias de consumo masivo, aviación y servicios financieros. Es co-fundador de HUMANOS red colaborativa y People & Culture Officer en Clara. Es abogado con estudios de ciencia política y desarrollo humano en Cornell University, University of Notre Dame, University of Asia and the Pacific, Pontificia Universidad Javieriana el ITESM. Es consultor, autor y profesor universitario. Escríbele a juan@juandominguez.red y/o síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

Publicidad

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad