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AL: estancamiento económico, agitación política y startups de alto rendimiento

Quienes dicen que el fondeo global a nuevas empresas se caerá ante el escenario de tasas de interés más altas, pierden de vista que 'venture capital', apunta Rodrigo Villar.
sáb 30 abril 2022 12:00 AM
Metaverse Inspiration Day
El 'venture capital' trabaja con una perspectiva que va más allá de lo que pueda hacer la Fed en un año. Tanto proyecto por proyecto, como en los portafolios de los fondos y a nivel ecosistema, considera Rodrigo Villar.

(Expansión) - En las últimas perspectivas globales del Fondo Monetario Internacional, excluyendo a las economías en desarrollo de Europa, en recesión por la guerra en Ucrania, América Latina será la región con menor crecimiento este año.

Lo peor es que esa ha sido la tónica desde hace un buen rato. En cambio, recientemente, en ninguna otra ha crecido más rápido la inversión de capital de riesgo en nuevas empresas de tecnología e innovación.

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Algo tendría que decirnos esa discordancia sobre cómo superar la imagen de eterna tierra del mañana y el panorama de otra década perdida.

Quizá ningún periodista ha escrito más de esos contrastes que Andrés Oppenheimer. Por un lado, los vaivenes de la política, con su legado de crisis y retraso económico. Por otro, los retos, las oportunidades y nuestro rezago en la economía del conocimiento y la innovación.

De eso tratan sus últimos libros y vale la pena citar los títulos completos de dos que dejan claro el dilema: “¡Basta de historias! La obsesión Latinoamericana con el pasado y las doce claves del futuro”; “¡Crear o morir! Cómo reinventarnos y progresar en la era de la innovación”.

Generalmente pesimista, ahora encuentra cierta esperanza. En su columna ha destacado que, de acuerdo con el registro de Crunchbase, sitio de referencia sobre startups, la inversión de riesgo en nuevas empresas latinoamericanas llegó a 19,500 millones de dólares en 2021, tres veces más que en 2020, más que los últimos 10 años juntos, con 27 unicornios de más de mil millones.

Es cierto, y lo mejor es que las tendencias apuntan a que esa dinámica siga, con abundante capital disponible, un buen número de preunicornios y uno mucho mayor de candidatos en el camino.

Son muchas las señales en ese sentido. Por ejemplo, en la industria de capital privado es sabido que América Latina es la división de mejor desempeño financiero de SoftBank, el conglomerado japonés que maneja el mayor fondo de capital de riesgo del mundo. Recién llamó la atención la salida de los principales directivos de esa subsidiaria para iniciar su propia firma para fondear startups de la región.

No es para menos la oportunidad, con un caso de éxito como el neobanco brasileño Nubank, que salió a Bolsa en Wall Street en diciembre con una valuación de más de 48,000 millones de dólares (hoy anda por los 30,000 millones), y otros también espectaculares.

En cuanto a México, recientemente hemos visto llegar al estatus de unicornio a Kavak, plataforma de compraventa de automóviles, a la de criptomonedas Bitso y a las fintechs Clip, Konfío y Clara. De Argentina, destacan la fintech Ualá y Tiendanube, solución para abrir tiendas en línea, y aunque con más años, MercadoLibre. De Colombia, la aplicación de entregas y súper app Rappi. De Chile, Cornershop y Betterfly, primer unicornio social de la región. De Uruguay, dLocal, sistema de pagos transfronterizos que debutó en Nasdaq en junio. Más una lista nutrida de startups brasileñas, como la herramienta de comercio electrónico Nuvemshop y la plataforma de bienes raíces Loft, que recién completaron rondas de recaudación de más de 500 millones de dólares.

Al margen de esos hitos, sorprende aún más el que varias empresas de la región hayan conseguido inyecciones de capital multimillonarias en etapas de evolución muy temprana. Según Crunchbase, en 2021 se contabilizaron 5,500 millones de dólares en 242 rondas de financiación series A y B, contra 1.6 mil millones y 136 rondas en 2020.

La fintech brasileña EBANX recaudó 430 millones y Merama, aceleradora mexicana de marcas en el comercio online, 345 millones. Todavía mejor, hubo 900 millones de dólares en inversión semilla o ángel: 400 millones más que el año previo, y con las valuaciones al alza (hasta 30 millones en una compañía recién nacida).

Quienes dicen que el fondeo global a nuevas empresas se caerá ante el escenario de tasas de interés más altas, pierden de vista que el venture capital, aunque desde luego sigue a la coyuntura en los mercados, trabaja con una perspectiva que va más allá de lo que pueda hacer la Fed en un año. Tanto proyecto por proyecto, como en los portafolios de los fondos y a nivel ecosistema.

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La edición de invierno (realizada en marzo) del Demo Day de Y Combinator, la aceleradora de Silicon Valley, es ilustrativa sobre la oportunidad de América Latina. La mitad de las compañías promovidas tiene sede fuera de Estados Unidos y solo seis países estuvieron más representados que México, con 10, y Colombia, con siete.

Tampoco es cierto que el boom sea exclusivo de fintechs, aunque efectivamente es un sector en auge (y qué bueno que así sea). De la cohorte de Y Combinator hay buenos ejemplos de otras áreas, como la mexicana Actipulse Neuroscience, que busca llevar soluciones de estimulación cerebral para pacientes con depresión del hospital al hogar, y la colombiana Selia, red de telepsicología.

Finalmente, stocks crecientes y diversos de empresas con potencial, y más éxitos de fase avanzada con buenos retornos y salidas, no sólo prometen más inversión: fertilizan un círculo virtuoso de crecimiento y diversificación a nivel de ecosistema emprendedor.

¿Qué hace falta para su expansión como un motor que ayude a sacar a nuestros países del estancamiento y a protegerlos de las crisis precipitadas por nuestros gobiernos y los políticos obsesionados con el pasado? Al menos para emprendedores e inversionistas, quizá lo primero sea dejar de esperar algún milagro gubernamental y ahorrar tiempo y corajes de atender al espectáculo de los segundos.

Ocupar esa energía retenida para concentrarnos en pensar y construir empresas ganadoras aquí y ahora, con las circunstancias que nos tocaron. Interés y dinero para buenos proyectos hay, y mucho.

Nota del editor: Rodrigo Villar es un emprendedor social y Socio Fundador de New Ventures, donde busca transformar la manera tradicional de hacer negocios y crear un nuevo modelo empresarial que perciba el impacto como status quo. Cuenta con un MBA del Royal Melbourne Institute of Technology y estudió la carrera de Contabilidad y Administración Financiera por el Tecnológico de Monterrey. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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