Si a esto le sumemos el impacto de la guerra entre Rusia, Ucrania, y sus aliados -en la cual ningún bando parece tener intenciones de deponer las armas-; tenemos como resultado la fórmula perfecta para el caos económico, que ya se refleja en los mercados con la caída de las bolsas, pero, sobre todo, en el bolsillo del consumidor con las elevadas inflaciones alrededor del mundo.
En México, la inflación llegó al 7.4% en 2021, la más alta en 21 años. ¿Qué efectos tienen esto en los hábitos de compra del mexicano?
La respuesta es muy sencilla, y es que está comprobado que cuando el precio de un producto crece por encima de la inflación, se observan caídas en los volúmenes de compra. Por supuesto que el impacto varía de categoría a categoría de producto, siendo las más elásticas las que más lo sufren.
En línea con lo anterior observamos que, a partir de julio de 2021, el hogar mexicano viene mostrando una desaceleración en su compra media en volumen, derivado del incremento constante en el precio por unidad de los productos.
Hoy la oferta de productos y los rangos de precio entre las categorías están cambiando. Uno de los efectos más evidentes para todo consumidor es que existe un menor número de categorías y productos en el rango de 15 pesos o menos. Estos tamaños de desembolsos están perdiendo importancia y cada vez son más difíciles de encontrar en el punto de venta.
Como resultado de lo anterior, no es de extrañarnos que la compra a granel (venta suelta) esté creciendo al ser una opción económica y asequible para el mexicano.
Otro hecho que se observa es que entre más grande es el incremento en precio, las marcas Mainstream y las Marcas Propias ganan relevancia. En sentido contrario, las denominadas marcas Premium crecen, pero principalmente en categorías y productos cuyo incremento en precios es menor a la inflación.
Esto nos demuestra claramente la presión que el consumidor tiene en el bolsillo, y cómo en consecuencia busca comprar de forma “inteligente”. Por ejemplo, son las “familias grandes”, de cinco o más integrantes, las que, derivado de sus grandes volúmenes de compra se ven en la necesidad de “racionalizar”.
¿Cómo la inflación está transformando los hábitos de compra?
Analizando el corto plazo, Q1 22 vs Q1 21, observamos incrementos de precio históricos de +9.5% en la canasta de consumo masivo, por lo que los hábitos de confinamiento empiezan a desdibujarse dando paso a hábitos de crisis, que equivale a ver a los hogares comprando con mayor frecuencia (más veces) y llevando menos unidades por viaje.
Es impactante analizar cómo mes tras mes, desde marzo 2020 hasta diciembre 2021, el consumidor mantuvo un comportamiento de compra de confinamiento; apostando a tickets más grandes. Es hasta ahora, específicamente en el Q1 2022, que derivado del alza en precios, el consumidor empieza a mostrar un comportamiento de compra de crisis que equivale a aumentar sus viajes al punto de venta.