Lo paradójico del asunto es que las largas jornadas laborales de los mexicanos no se traducen en una mayor productividad, por el contrario, la productividad laboral en el país es una de las más bajas del mundo, solo por delante de Colombia y Sudáfrica.
Estas inversiones de tiempo complican el balance vida-trabajo de los colaboradores, representan un gran desgaste físico y mental para muchos de ellos y son un factor de riesgo de enfermedades derivadas de altos niveles de estrés, lo cual se traduce en una menor concentración y por lo tanto, una menor productividad.
Si bien es cierto que en México existe una idea cultural que da mayor valor al trabajo de las personas por el número de horas que le dedica y no por el cumplimiento de objetivos, afortunadamente desde hace un tiempo estamos viendo un cambio de mentalidad significativo en muchas organizaciones que conciben la productividad de sus negocios como el resultado de priorizar el bienestar de sus colaboradores.
Un mundo laboral con empresas más humanas
Tras las experiencias vividas en los últimos años y tomando en cuenta que en promedio pasamos un tercio de nuestra vida adulta trabajando, resulta lógico pensar que las preferencias de cada vez más colaboradores por lugares de trabajo que aporten bienestar y crecimiento, tanto personal, como profesional, irá en aumento.
En el contexto actual, las empresas se convierten en un factor clave para generar estrategias que promuevan esas condiciones de bienestar que están buscando los colaboradores para lograr un equilibrio entre su vida laboral y personal, sin embargo, es importante entender ese bienestar en su sentido más amplio, que engloba aspectos emocionales, sociales, físicos y financieros.
No es un secreto que las acciones que promueven el bienestar laboral ayuda a incrementar el rendimiento de los colaboradores, como tampoco lo es que fortalece el engagement y ayuda a disminuir la rotación de personal. Un ejemplo de ello es el salario on demand que, de acuerdo con un estudio de Harvard Business School, ayuda a mejorar la rotación del personal en un 15%.
Por ello, y para atraer y retener a sus colaboradores e impulsar la máxima productividad, las empresas deben atender sus necesidades particulares, además de crear oportunidades para que los empleados se sientan comprometidos y escuchados, pero también para que estén mejor preparados para enfrentar los retos futuros.
Al hablar de bienestar laboral me refiero, a los planes y estrategias que se implementan en las empresas para mejorar la calidad de vida de sus colaboradores dentro de la organización, pero también fuera de ella, ya que no podemos concebir la existencia de un colaborador como una máquina que prende y apaga sus emociones y necesidades al inicio y final de la jornada laboral.
Por ello es importante que las empresas integren estrategias que no solo atiendan sus necesidades inmediatas, sino que los preparen para su desempeño diario y a futuro, tanto a nivel laboral como personal.
Entre las acciones que están integrando las organizaciones a sus estrategias de bienestar se encuentran: asesoramiento para el mejor manejo de sus recursos, planes de ahorro para alcanzar sus metas, acceso a seguros y telemedicina para ellos y sus familias.
Además, recientemente se han intensificado los programas para el acompañamiento psicológico con el objetivo de disminuir el estrés y conservar la valiosa resiliencia adquirida en los últimos años, así como programas de responsabilidad social que beneficien a la comunidad, entre otros.