En este orden de ideas, la persona al mando nunca debe perder de vista que los equipos de trabajo se conforman por seres humanos con aspiraciones legítimas, perfiles diversos y formas divergentes de responder ante situaciones de conflicto.
Por tanto, es fundamental que el líder conozca verdaderamente a su personal y se perciba como cercano por el mismo, de manera que sea capaz, en ejercicio de sus funciones, de motivar a los colaboradores con el propósito de maximizar su potencial de desempeño.
Cuando quien se encuentra en una posición de mando demuestra auténtico interés por su equipo de trabajo, los resultados se hacen palpables. Un líder comprometido buscará asegurarse de que cada miembro de la estructura orgánica disponga de las herramientas indispensables para cumplir con las tareas que le corresponden.
El buen jefe aprende a conocer el contexto en el que actúa día con día, procurando que exista integración dentro de su área o departamento. La sensibilidad humana que demanda este propósito consiste en saber identificar las emociones, temperamentos y esquemas de pensamiento del personal bajo su responsabilidad.
Así, es comprobable que la pluralidad de posturas u opiniones dentro del equipo de trabajo no debe ser considerada como una debilidad sino, por el contrario, debiera encausarse de modo inteligente para que se torne en una ventaja competitiva.
En un grupo de colaboradores dinámico y eficiente hay una cabal distribución de asignaturas y roles, de acuerdo con las diferentes cualidades y fortalezas de cada uno. La diversidad enriquece los procesos y genera complementos efectivos en el entorno laboral.
Tanto en la vida como en la arena profesional, la sana convivencia no radica en la ausencia de conflicto, sino en la capacidad de dirimir los conflictos por medios no violentos. En este sentido, las diferencias entre elementos en un equipo de trabajo suelen suscitarse con relativa frecuencia, lo cual es inevitable.
Al darse estos casos el jefe experimentado tendrá la habilidad de analizar el escenario para plantear soluciones, promoviendo que las partes entablen diálogo constructivo y recuerden su responsabilidad compartida, con base en la misión y visión de la empresa o institución. Se asienta con claridad que, en un equipo laboral sin cohesión, es prácticamente imposible que las metas se alcancen en los plazos establecidos.