De forma nacional e internacional hubo cuestionamientos y dudas sobre la relevancia del tema para el gobierno mexicano: durante los encuentros que el presidente tuvo con el enviado especial de Estados Unidos para el clima, John Kerry, el fomento a las energías limpias y la descarbonización de los procesos eran una preocupación latente para el gobierno estadunidense. También, diversos expertos, y gremios, como la Asociación Mexicana de Energía Eólica (AMDEE) expresaron su preocupación en torno a la poca inversión a las energías limpias en este sexenio.
Sin embargo, la consolidación de acuerdos que garanticen la inversión privada y la disposición gubernamental favorece al posicionamiento de México como uno de los lugares más atractivos y con mayor potencia en energías sostenibles, siendo México uno de los cinco territorios a nivel mundial más privilegiados en radiación solar (con una media anual de 6.36 kWh/m2). La lucha global contra el cambio climático y las posibles nuevas inversiones generarían un impacto positivo y palpable tanto en las finanzas públicas y en el consumidor final.
Una mayor penetración de energías sostenibles impacta directamente en los precios de la electricidad (de uso industrial y doméstico) lo que deriva también en un respiro a las finanzas públicas, donde, por ejemplo, en el Presupuesto 2022, 73,000 mdp fueron destinados a subsidios eléctricos, siendo el cuarto programa de subsidio más grande de todo el PEF. La redistribución de este recurso podría favorecer programas sociales, proyectos de infraestructura u otros rubros de interés para esta administración.
En términos del PIB, la transición energética en países dependientes de energías fósiles aumenta la certidumbre de inversiones, abona al desarrollo tecnológico y de infraestructura, y amplía la capacidad de gasto de los gobiernos, al aplicar impuestos de carbono. Además, la creación de empleos y la transferencia de conocimientos y habilidades abre la oportunidad a un importante avance en políticas educativas, laborales o de seguridad social.
Este es un gran momento para la implementación de energías limpias. De acuerdo con la Secretaría de Energía, la generación fotovoltaica de electricidad pasó de 3.2 mil GWh en 2018 a 20.2 mil GWh en 2021. La tendencia de estos resultados representa un gran soporte para alcanzar los compromisos de energía limpia del país. Además de cumplir con compromisos medio ambientales y promover un aire más limpio y una mejora en la calidad de vida, se estarían reduciendo desigualdades existentes en el acceso a la energía en poblaciones rurales o comunidades indígenas del país. El acceso a la electricidad limpia produciría servicios y condiciones confiables, duraderas y asequibles.