El médico debe ser educado considerando al paciente el epicentro de su actuar, pero con un enfoque poblacional, señalan Fernando Castilleja y Juana Ramírez.
(Expansión) - Los últimos dos años nos han demostrado que la salud siempre debió ser una prioridad. Los médicos son pieza fundamental en un sistema de salud robusto y su actuación clínica debe ser el resultado de una educación médica que sea flexible, adaptativa a las nuevas necesidades, más tecnológica, centrada en el paciente y en comunidad con un enfoque predictivo-preventivo, además de ser profundamente humanística.
Hoy la realidad es otra. La educación médica está centrada en curar la enfermedad, en crear especialistas y super especialistas que saturan los grandes centros urbanos ante las pocas plazas y la falta de infraestructura adecuada en ciudades intermedias y pequeñas.
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Y aunque existen grandes esfuerzos de estandarización por la práctica médica, la verdad es que el mercado de médicos generales -más de 200,000 en México- está plagado de inconsistencias ya que, salvo notorias excepciones de instituciones educativas públicas y privadas, egresan año con año miles de médicos sin una correcta exposición a pacientes y sin incentivos para desarrollar un plan de vida y carrera en el lugar donde los mejores sistemas de salud del mundo recargan su éxito: la medicina de primer contacto. Médicos sí hay, pero abandonados por el sistema de salud.
Las características de la población y las circunstancias del mundo actual, en definitiva, no son las mismas de hace un par de décadas. Estamos ante una expectativa de vida cada vez mayor, lo que nos enfrenta a enfermedades crónico-degenerativas más prolongadas; los malos hábitos de vida han afectado notablemente la salud global teniendo hoy como amenazas la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
La alta movilidad de la gente entre países, así como los fenómenos migratorios nos han expuesto –COVID-19 es prueba de ello- a un nuevo panorama en la prevalencia de las enfermedades, a la par de que el crecimiento poblacional que la ONU anticipa pase de 7.8 a 9.7 billones de personas para 2050, tendrá como epicentro a África y Asia influyendo de esta manera en una nueva huella genética.
Con estas circunstancias en mente, además del avance de la ciencia y la cantidad exponencial de información que se genera a diario, para los médicos hoy ya no hay manera de poder obtenerla y analizarla más que a través de bases de datos y filtros sistemáticos. Por tanto, los sistemas educativos deberán exponer a los estudiantes a una medicina basada en evidencia científica que sea sustentada en el mejor conocimiento disponible al momento y apoyada para su análisis con inteligencia artificial.
El conocimiento en el sector salud requiere que el médico interprete de manera crítica lo que sabe en lugar de solo recordar lo que aprendió y para ello deberá ser entrenado en el análisis de sistemas complejos y el pensamiento crítico. Genómica, bioestadística, salud global y urbana, codificación y análisis predictivos, adicionales a las clásicas asignaturas de anatomía, fisiología y bioquímica aplicadas, son las materias que los currículos de las carreras de medicina y ciencias de la salud deberán tener con el propósito de capacitar a los médicos de los siguientes 30 años.
Por otro lado, cobra mucha relevancia el sentido humanístico en las ciencias médicas. El médico debe ser educado considerando al paciente el epicentro de su actuar, pero con un enfoque poblacional. Una profunda educación en valores, derechos humanos, inclusión y diversidad deberán tener un papel más relevante dado que el sentido humano no es un atributo sustituible con la tecnología.
Es prioritario también comprender quién es el nuevo estudiante de medicina. Hoy es una persona altamente social, digital e hiperconectada, con necesidades de retroalimentación y creación de comunidades de aprendizaje, que estará acostumbrada a la colaboración entre disciplinas y muy ajena a los sistemas tradicionales de modelos de enseñanza y aprendizaje.
El médico solitario, gurú y todopoderoso ha quedado en el pasado: los maestros debemos quitarnos la bata del médico tradicional y adaptarnos también a los cambios que el progreso de la ciencia y la nueva realidad del mundo nos imponen.
Ahora bien, no hay modelo educativo en salud que sustituya las profundas ineficiencias y desigualdades generadas por sistemas de salud pública anacrónicos instalados en premisas de hace más de 50 años. El cambio para tener un mejor sistema de salud en el futuro está en la educación y preparación también de quienes toman las decisiones de política pública. Ahí, con algunas excepciones, nuestras expectativas en verdad van a la baja.
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Lo que el doctor quiso decir
Más de 20 años como docente en medicina y 30 años en la práctica clínica diaria, le dan a Fernando la autoridad necesaria para emitir una opinión objetiva y sustentada sobre la formación de los médicos que necesitarán los pacientes del futuro, así que no agregaría nada en ese sentido, salvo la necesidad de sumar a los programas de estudio una mayor comprensión de patologías como el cáncer, que sigue siendo un gran ausente en casi todos los programas académicos de la Licenciatura en Medicina.
Pero, y ¿cómo tendríamos que ser los pacientes del futuro? Como dijo el Dr. Germán Fajardo, Director de la Facultad de Medicina de la UNAM en su entrevista para Health Café, tendríamos que ser pacientes más responsables de nuestra propia salud.
Entender pues que la salud es transversal y que -como lo demostró la pandemia- afecta todas las actividades humanas, implica entonces pensar que en todos los programas educativos y a todos los niveles, deberíamos formar a la población en una vida saludable: saber cómo alimentarnos mejor y por qué evitar la comida chatarra, la importancia y beneficios de realizar actividad física de forma regular, un contenido consistente y reiterado de prevención de las adicciones, además de rutinas de revisión médica periódica y la detección temprana de las señales que podrían anunciar una enfermedad.
De no ser así, aunque las facultades de medicina nos entreguen súper doctores de primer contacto, seguirán siendo insuficientes frente a las necesidades de una población que sólo se preocupe de su salud cuando enferme.
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Notas del editor:
Esta columna es parte del serial 'El futuro de la salud' de Health Café.
Fernando Castilleja es médico internista y experto en Medicina de estilo de vida e innovación en Salud. Profesor de la Escuela de Medicina del Tec de Monterrey desde hace 20 años. Co-founder de NuupHealth y CEO de Genethic Services. Mentor Endeavor, McCombs Business School en UT Austin, HealthIDS y Nodos Binacionales de Innovación de CONACYT. Síguelo en @FCastillejaMD y/o en LinkedIn .
Juana Ramírez es fundadora, CEO y Chairwoman de Grupo SOHIN. Presidenta de la Fundación Guerreros. Emprendedora Endeavor. Presidenta del Consejo Directivo de la Asociación de Emprendedores de México. Autora de la iniciativa “Medicina con M de Mujer”. Maestra universitaria en la UP y el IPADE Business School. Síguela en @JuanaSohin y/o en LinkedIn .