Esta historia corre así:
Hacia la segunda mitad de 2020 y hasta el tercer trimestre de 2021, el mundo entero socializó varios términos: COVID largo, COVID prolongado, secuelas de COVID… Pero, para las autoridades sanitarias, no era una cosa ni la otra. Es decir, no es que el COVID-19 continúe y se vuelva largo sino que es algo que pasa Post-COVID. En otras palabras, la persona adquiere el COVID, se recupera y luego manifiesta una sintomatología que puede (o no) estar relacionada con el virus.
El 6 de octubre de 2021, la OMS dio a conocer el Consenso de Delphi que dio paso al término que rompe definitivamente con toda la colección de nombres ya citados: Post-COVID Condition, que ocurre en individuos con historia de infección por SARS-CoV-2 probable o confirmada usualmente tres meses después de la aparición del COVID-19, con síntomas que duran por más de dos meses y no pueden ser explicados por un diagnóstico alternativo.
Los signos y síntomas pueden ser muchos y muy variados, pero hay otros que impactan en el funcionamiento de la vida cotidiana. Ése es el punto clave; que tengan un impacto en la vida cotidiana de la persona y los síntomas pueden ser de aparición nueva después de la recuperación inicial del COVID-19 agudo o persistentes de la enfermedad inicial y también pueden fluctuar o recurrir en el tiempo. En el caso de las niñas y los niños, los síntomas pueden ser otros.
La OMS ya le propuso al mundo la definición de lo que puede seguir con el COVID-19. Ahora, las autoridades sanitarias de todos los países deben definir las políticas a seguir para atender esta enfermedad pero, ahí, es donde están los riesgos pues la comunidad científica advierte de la posibilidad de que un interés, no sanitario, pretenda influir en el proceso y así obtener una ganancia.
¿Quién va a decir qué se necesita para la Condición Post-COVID? ¿Los médicos? ¿La industria farmacéutica? ¿Las aseguradoras? ¿Los gobiernos?
En México poco se sabe si se está trabajando en lo que se conoce en la industria de la salud como Guía de Práctica Clínica, que es el documento que rige el quehacer de los médicos para cada enfermedad. Actualmente, no se tienen noticias de la Guía de Práctica Clínica para la Condición Post-COVID.
Según investigaciones médicas, el COVID-19 puede provocar alteraciones en cualquier parte del cuerpo. Las más comunes: dolor de cabeza, alteraciones en la atención, disminución del olfato, pérdida de la memoria. Pero también hay neumólogos que sostienen que un fragmento de la proteína del virus provoca fibrosis del pulmón, cardiólogos que dicen que daña el corazón, neurólogos que afecta el cerebro, nefrólogos el riñón y hepatólogos el hígado.
De pronto pareciera que hay una batalla entre los especialistas de las diferentes especialidades médicas en ver quién anuncia la siguiente desgracia. Sí, indudablemente hay repercusiones de la infección en varias partes del cuerpo, pero hasta el momento no hay definiciones claras, a través de una Guía de Práctica Clínica, para la Condición Post-COVID.