Existen otros indicadores que no miden exactamente el volumen de actividad económica, pero que sí son usados formalmente para intuir si la actividad se está contrayendo, algunos de los cuales están relacionados al sector de la vivienda, de la construcción o a la inversión productiva.
No obstante, la respuesta larga a la misma pregunta es que existen otros indicadores alternativos para saber si la economía se encuentra en recesión, que si bien no han sido explorados con el suficiente rigor empírico ni son generalmente aceptados entre la comunidad económica, sí llaman la atención por ser bastante inusuales e incluso divertidos.
Algo que tienen en común estos indicadores es que se centran en el consumo privado, pues es el componente más importante de la actividad del PIB, ya que aporta dos terceras partes de la economía total. Así, si algunos indicadores confirman que el consumo se encuentra en contracción, es bastante probable que el PIB también lo esté.
Uno de estos insólitos indicadores es el Men’s Underwear Index (Índice de la ropa interior para hombres), el cual mide, como se puede suponer, la venta de ropa interior masculina. Este índice sugiere que, en crisis económicas, los hombres suelen posponen la compra de calzones o calcetines hasta que la situación mejore.
Es interesante notar que el efecto no se nota en el caso de las mujeres, lo que revela que ellas siguen adquiriendo estas prendas independientemente de la etapa del ciclo económico. Actualmente no hay un registro formal de estos índices, pero se pueden hacer aproximaciones empíricas con indicadores como las ventas minoristas.
Otro indicador interesante, aunque muy polémico, es el Hemline Index (índice del dobladillo), el cual se atribuye erróneamente al economista George Taylor, por su trabajo sobre los efectos de la guerra en la industria textil. El indicador muestra que, durante las recesiones económicas, se suelen usar faldas más largas, mientras que en tiempos de bonanza es más común el uso de faltas cortas. Cabe aclarar que, si bien sí podría haber cierta correlación entre los fenómenos, ello no implica causalidad, siendo los índices meras curiosidades empíricas.
En el año 2000, el empresario de la industria de los cosméticos, Leonard Lauder, creó otro de los indicadores inusuales, el Índice del Labial, en el cual propone que durante los momentos difíciles, las mujeres compran más labiales y otros productos cosméticos, en lugar de destinar su dinero a comprar artículos más costosos como zapatos.
Además de tener un correlato empírico, este índice también confirmó un postulado teórico, el efecto sustitución, el cual consiste en cambios en los patrones de consumo ante variaciones en los precios de los productos (el consumidor deja de consumir aquel producto que se vuelve más costoso, y lo sustituye por uno más asequible).