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Lo que estamos aprendiendo del 'quiet quitting'

Lo positivo de este fenómeno es la llamada de atención a las empresas y sus líderes ante la necesidad de establecer límites y romper con la cultura del exceso de trabajo sin compensación adicional.
sáb 01 octubre 2022 12:00 AM
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Cabe destacar que el término no se refiere a una renuncia formal a un empleo, sino es una renuncia al esfuerzo extra, más allá de lo establecido en un contrato laboral o por ley, considera Ricardo Rodarte.

(Expansión) - El quiet quitting o renuncia silenciosa se ha convertido en una gran tenencia a raíz de su viralización en redes sociales, especialmente en Tik Tok, pero no debemos de verlo como un fenómeno pasajero sino como una manifestación de lo que ya es el futuro del trabajo, cada vez más protagonizado por las generaciones más jóvenes, especialmente los de la generación Z.

Más allá de analizar de dónde vino el término o quién lo creó, es importante comprender a qué responde, por lo que plantearé mi interpretación personal. Recordemos que muchos trabajadores están experimentando el síndrome burnout, que se refiere al agotamiento y hartazgo en respuesta al estrés, altas exigencias o insatisfacción laboral, éste especialmente se detonó tras la crisis sanitaria cuando los colaboradores realizaron, por un amplio periodo de tiempo, un esfuerzo extremo para salir adelante y conservar sus empleos.

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De esta manera, la renuncia silenciosa es una manera de lidiar con el burnout y es a causa de este hartazgo, que se está hablando de un fenómeno de renuncias masivas a nivel mundial. En el estudio “Adaptabilidad laboral post-pandemia en México”, se informa que 7 de cada 10 empleados aseguran que permanecerán en su empleo actual solo mientras encuentran otro.

Cabe destacar que el término no se refiere a una renuncia formal a un empleo, sino es una renuncia al esfuerzo extra, más allá de lo establecido en un contrato laboral o por ley, con el objetivo de buscar tener un balance de vida y cuidar el bienestar personal.

De acuerdo con algunos analistas, de los muchos que han escrito sobre esta tendencia, renunciar en silencio significa cumplir con el mínimo del trabajo, sin trabajar horas extra; un experto del World Economic Forum lo califica como el “arte de no tomarse demasiado en serio el trabajo”.

¿Qué es lo que considero que tiene sentido del quiet quitting? ¿Dónde está la delgada línea entre dar lo mejor de uno mismo y no excederse desequilibrando la vida personal? La respuesta, desde mi punto de vista, es la productividad, que no tiene que ver con horas extra, sino va más relacionada a la satisfacción, felicidad y motivación laboral y esto, difícilmente sería posible sin salud mental.

Asimismo, hay quienes dicen que el quiet quitting es dejar de ponerse la camiseta, lo que considero es solo una interpretación. Ponerse la camiseta puede significar muchas cosas, para mí como líder de una organización, es compromiso, identidad, empatía y sentido de pertenencia.

Lo positivo de este fenómeno es la llamada de atención a las empresas y sus líderes ante la necesidad de establecer límites y romper con la cultura del exceso de trabajo sin compensación adicional, ya que el quiet quitting tiene un fin personal, que es hacer el trabajo que se requiere para tener un buen balance de vida, anteponiendo el bienestar integral. Sin embargo, hay un gran riesgo si es tomado de manera extremadamente negativa, ya que los colaboradores podrían optar por hacer el menor de los esfuerzos, ser apáticos, conformistas o, incluso, caer en la mediocridad.

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De lo anterior, la importancia de establecer bases claras en las organizaciones sobre lo que se espera de los trabajadores en un determinado puesto, sin sobre exigir y esperar que trabajen de manera excesiva, afectando su salud física y mental.

No olvidemos que lo que buscan actualmente las organizaciones en sus colaboradores, además de experiencia y especialidad, son habilidades interpersonales, que probaron su valor en los tiempos de contingencia, como la capacidad de resiliencia, empatía y trabajo en equipo.

Las estrategias de Recursos Humanos deben estar encaminadas a lograr un balance, recordando que si en las empresas queremos colaboradores motivados y productivos, tenemos que garantizar un compromiso mutuo, así como condiciones de trabajo justas y flexibles, que apoyen al equilibrio de vida que exigen las nuevas generaciones.

Nota de editor: Ricardo Rodarte es Director General de OCCMundial. Anteriormente se desempeñó como Director de Finanzas y Director de Operaciones de la Compañía. Es egresado de Administración de Empresas y Finanzas de Texas A&M University y tiene una certificación en Contabilidad Administrativa. Antes de pertenecer a OCC colaboró con Procter & Gamble, en Finanzas, y en Cargill, en Contraloría y Desarrollo de Nuevos Negocios. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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