De esta manera, la renuncia silenciosa es una manera de lidiar con el burnout y es a causa de este hartazgo, que se está hablando de un fenómeno de renuncias masivas a nivel mundial. En el estudio “Adaptabilidad laboral post-pandemia en México”, se informa que 7 de cada 10 empleados aseguran que permanecerán en su empleo actual solo mientras encuentran otro.
Cabe destacar que el término no se refiere a una renuncia formal a un empleo, sino es una renuncia al esfuerzo extra, más allá de lo establecido en un contrato laboral o por ley, con el objetivo de buscar tener un balance de vida y cuidar el bienestar personal.
De acuerdo con algunos analistas, de los muchos que han escrito sobre esta tendencia, renunciar en silencio significa cumplir con el mínimo del trabajo, sin trabajar horas extra; un experto del World Economic Forum lo califica como el “arte de no tomarse demasiado en serio el trabajo”.
¿Qué es lo que considero que tiene sentido del quiet quitting? ¿Dónde está la delgada línea entre dar lo mejor de uno mismo y no excederse desequilibrando la vida personal? La respuesta, desde mi punto de vista, es la productividad, que no tiene que ver con horas extra, sino va más relacionada a la satisfacción, felicidad y motivación laboral y esto, difícilmente sería posible sin salud mental.
Asimismo, hay quienes dicen que el quiet quitting es dejar de ponerse la camiseta, lo que considero es solo una interpretación. Ponerse la camiseta puede significar muchas cosas, para mí como líder de una organización, es compromiso, identidad, empatía y sentido de pertenencia.
Lo positivo de este fenómeno es la llamada de atención a las empresas y sus líderes ante la necesidad de establecer límites y romper con la cultura del exceso de trabajo sin compensación adicional, ya que el quiet quitting tiene un fin personal, que es hacer el trabajo que se requiere para tener un buen balance de vida, anteponiendo el bienestar integral. Sin embargo, hay un gran riesgo si es tomado de manera extremadamente negativa, ya que los colaboradores podrían optar por hacer el menor de los esfuerzos, ser apáticos, conformistas o, incluso, caer en la mediocridad.