Salir de este cúmulo de gastos no es tan sencillo y en una empresa familiar se requiere el doble esfuerzo, porque hacer negocios con allegados no es precisamente un tema donde queden de lado los sentimientos y los lazos que en ocasiones inciden en el estancamiento o hasta el cierre definitivo del proyecto.
En este cierre de año, muchas empresas familiares no tienen una estrategia a corto plazo o incluso un plan de contingencia que se anticipe a posibles recortes o falta de liquidez. Entonces, ¿por qué sobreviven a tanta adversidad y en ocasiones llegan mejor posicionadas a diciembre que otros competidores?
Comunidad al rescate
La respuesta está en su gran sentido de comunidad. Los problemas financieros en esta última etapa del año pueden ser los mismos, pero a cada empresa le pegan de forma diferente y cada industria los padece a su manera. En el caso de las empresas familiares, cualquier desafío macroeconómico puede tambalear al negocio, pero la unión y el sentido de comunidad las saca a flote.
Los grandes empresarios se cuestionan por las tasas de interés, los despidos masivos, la situación financiera, los pendientes con los bancos, acreedores, proveedores; en síntesis, buscan una estrategia idónea para sortear la adversidad y minimizar riesgos.
Contrario a eso, en las empresas familiares estos mismos temas se manejan diferente, no es que sean más sencillas, lo que sí es que al involucrar a un menor número de personas (muchas de ellas con años o hasta décadas en sus puestos, lo que las convierte en expertas en su área), las decisiones suelen tomarse y ejecutarse de forma más ágil.
Para que esas decisiones sean efectivas es clave rodearse de asesores, analistas y expertos que ayuden a perfilar soluciones reales y que acompañen a la compañía en cada paso. Adicional a esto, el apoyo de los colaboradores será clave para una ejecución impecable.
Estos apoyos no son fortuitos, se han forjado con años de solidaridad y compañerismo. Las empresas familiares han sabido mantener una cercanía entre líderes y colaboradores, esto las lleva a forjar relaciones laborales basadas en valores y esa es una gran virtud. Se trata de aliados en todas las aristas de la compañía: socios comerciales, que también son familia, proveedores, colaboradores y hasta clientes que se han convertido en amigos.
Longevidad y nuevos liderazgos
Es cierto que, en comparación con las grandes empresas, estos negocios enfrentan desigualdades en materia de innovación digital, tecnología, expansión, diversificación o conocimiento a profundidad del mercado; pero sus puntos fuertes (como el emprendimiento y la flexibilidad) las llevan a tener un promedio de vida más longevo, de 25 años en promedio; superando con creces estimaciones de las pymes convencionales de 7.8 años.