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Tercera generación, ¿la prueba de fuego para las empresas familiares?

¿Qué aspectos influyen para que tan pocos negocios puedan llegar a la tercera generación? La respuesta a esta pregunta es multifactorial, apunta Guillermo Cruz.
mié 27 abril 2022 12:00 AM
El retiro del patriarca de la empresa familiar
Cada generación debe planear cómo se hará el cambio de dirección, lo que implica el desarrollo de una junta directiva y un consejo de administración, señala Guillermo Cruz.

(Expansión) - En México la esperanza de vida promedio de un negocio es de 7.8 años. Las principales razones por las que una empresa fracasa son la falta de conocimiento del mercado, la mala administración del negocio o problemas entre socios; pero cuando se trata de empresas familiares entran en juego otras variables, una de ellas es el paso generacional.

En este tipo de negocios es común que la estructura y la operación se heredan de generación en generación porque ‘así hacía las cosas mi papá o mi tío’. Ante esto los nuevos directivos se enfrentan a un gran desafío que va más allá de dirigir un negocio. Tienen en sus manos la responsabilidad de mantener y hacer crecer el legado de la familia. La pregunta es ¿cómo esperan lograrlo con las mismas fórmulas de hace 30 años?

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Si bien los primeros directores que logran echar a andar una empresa desde cero hacen grandes cosas, las nuevas generaciones tienen que entender que la empresa no es la misma que cuando su padre la dirigía, los tiempos no son los mismos, ni el mercado, ni los retos, es más, ni la empresa es la misma.

Para impulsar una empresa familiar el primer reto está en la cabeza de las nuevas generaciones y en su miedo a ‘destruir’ algo bien hecho y sólido. Sin embargo, mantener las cosas como están no siempre es la mejor opción y los números lo dicen: sólo tres de cada 10 empresas familiares sobreviven al cambio de la primera generación y sólo una sobrevive al tercero.

Receta para acabar con un negocio

Entonces, ¿qué aspectos influyen para que tan pocos negocios puedan llegar a la tercera generación? La respuesta a esta pregunta es multifactorial.

Primero hay que tomar en cuenta que este tipo de empresas se enfrentan a una serie de desafíos específicos para lograr su permanencia por más de una generación. La falta de institucionalización y profesionalización de las empresas familiares son algunos de los aspectos que juegan en contra de este objetivo.

Sobrevivir al fundador

El retiro o el fallecimiento del fundador de una empresa familiar es un golpe durísimo que puede poner en riesgo a la compañía, sobre todo cuando los líderes monopolizaron la toma de decisiones en el negocio y cuando no se desarrolló un plan de sucesión organizado.

La partida del fundador genera un clima de inestabilidad cuando no se cuenta con mecanismos para suavizar el cambio de mando o no existe una estructura sólida que permita el funcionamiento de la organización sin esta figura.

Esta situación es más común de lo que se podría pensar. La falta del liderazgo del fundador puede generar disputas al interior de una empresa familiar al punto de ocasionar su fracaso.

Por ello, cada generación debe planear cómo se hará el cambio de dirección, lo que implica el desarrollo de una junta directiva y un consejo de administración, con miras a tomar decisiones colegiadas para que la empresa no tenga que ‘improvisar’ ante estas situaciones.

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Pero sin duda, el desafío número uno de las empresas familiares es el cambio. Estos negocios no siempre saben cómo afrontarlo, en buena medida porque encontraron una zona de confort en la que operan con tranquilidad, pero el precio de quedarse ahí es el estancamiento y, eventualmente, la muerte.

Tres pilares

La institucionalización, profesionalización y sucesión ordenada son tres pilares para construir una empresa familiar que sobreviva a la tercera generación, se desarrolle y perdure con el paso del tiempo; y no sólo como un pequeño negocio, sino como una empresa con un gran potencial por delante.

Mi recomendación para las empresas familiares es simple: piensa en grande y no le tengas miedo al cambio.

Nota del editor: Guillermo Cruz es presidente y fundador de Asesores de Consejo y Alta Dirección (ACAD). Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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