Medios nacionales e internacionales nos han mantenido informados sobre los despidos masivos que hay dentro de grandes industrias como la tecnológica, que durante un par de décadas había representado una de las principales fuentes de empleo, además de acciones de crecimiento; no obstante, este año ha resultado complejo y sin duda, los más afectados han sido los trabajadores.
La adaptación ante el nuevo panorama que nos presenta el 2023 se tiene que trabajar desde ya, lo importante es saber qué hacer o cómo utilizar la rotación ante un entorno de crisis, ya que de acuerdo con la Encuesta de Remuneración Total de 2022 el 7 % de las corporaciones tuvo una rotación involuntaria.
Es cierto que, aunque para muchos la decisión más fácil se resume en recortar personal (y sí, a corto plazo es una solución viable) no podemos dejar de ver qué sucede después. De manera interna impacta negativamente en el compromiso que tienen los colaboradores hacia la empresa ya que no se puede generar un sentimiento de fidelización ni de tranquilidad ante un panorama que se percibe como inestable, del mismo modo, el employee journey experience se ve afectado, a su vez, el personal que se queda en la compañía, y que probablemente tendrán que generar los mismos resultados que cuando estaban sus otros compañeros, pueden experimentar burnout por la carga laboral, sin dejar de lado que muchos en lugar de estar dedicados a ser productivos, estarán dedicados en pensar cómo tener dinero para pagar compromisos y con el miedo de perder el trabajo por los recortes masivos.
Se dice fácil y aunque no lo es, hay que tener siempre presente cómo es que los trabajadores que se quedan ven y viven la propuesta de valor hacia la empresa, cómo estos recortes masivos pueden afectar en el momento en el que tu firma quiera contratar más gente, cómo tu marca empleadora se ve hacia fuera, ya que al descuidar este aspecto, podrías tener un problema de branding.
Por lo anterior, esa no es la única solución ante el periodo de crisis que para muchos se avecina; por ejemplo, cuando comenzó la pandemia, se habló de que muchas organizaciones hicieron reestructuras, como en el pago a los proveedores, implementando esquemas de pagos, entre otras opciones. Algunas recortaron sueldos, previo a un acuerdo con los colaboradores, alargando el recurso. Incluso, hubo buenas prácticas de algunas de ellas que al inicio hicieron una disminución en sueldos llegando a un acuerdo con el personal y al terminar la crisis y tener una recuperación, tomaron la decisión de dar un bono pagándoles lo que le “debían” por haber aceptado ser socios y quedarse con ellos. Situación que enriquece la colaboración entre dos partes, más allá del empleado-empleador.