Y aquí surge una cuestión elemental: ¿la educación financiera es responsabilidad de los ciudadanos o de los bancos?
Puntualmente, me atrevo a afirmar que son las instituciones financieras las que deben acercarse más a las personas, para que estas, independientemente de su género y lugar de residencia, cuenten con el acceso para gestionar sus finanzas y con el conocimiento e información necesarios que les permita tomar mejores decisiones para el bienestar de su economía.
Sin duda, hay mucho que hacer en términos de bancarización y la tecnología es clave. Brindar soluciones digitales para el manejo de las finanzas personales puede ayudar a mejorar la situación actual del país en cuanto a educación financiera, gracias a que estas soluciones ahora son mucho más prácticas e intuitivas, sin necesidad de procesos burocráticos tardíos, ni de entendimiento de conceptos que pueden llegar a ser complejos o abrumadores.
La practicidad empieza desde el momento en que el usuario busca registrarse en la banca. Gracias al onboarding digital, las entidades financieras pueden dar de alta a sus usuarios con un proceso de identificación 100% remoto, en cuestión de minutos y de modo amigable.
Otro ejemplo son las billeteras digitales que permiten realizar, desde una sola aplicación, una amplia cantidad de operaciones, habilitando el flujo de dinero de manera simple y segura, ya que también permiten tener un control de los gastos, ingresos y deudas de manera simplificada a través de la creación de presupuestos y fondos de ahorro que se traducen en buenos hábitos financieros en los usuarios.
Pero no sólo basta con que las entidades financieras habiliten este tipo de canales, también es fundamental que brinden información necesaria sobre los mismos, para que los usuarios estén dispuestos a aprovechar todos los beneficios que la banca les ofrece.