La evolución de ese ecosistema generó interés en las startups para levantar rondas de inversión que empezaron con decenas de miles de dólares, pero que hoy son por cientos de millones de dólares. Esto creó una nueva métrica de vanidad entre las startups y medios de comunicación, pues pareciera que las más exitosas son las que se convierten en “unicornio” o bien, las que cuentan con la mejor ronda y fondo de inversión. Sin duda es un buen logro, pero este tipo de métricas sienta bases incorrectas para medir el éxito de un emprendedor.
En mi experiencia como emprendedor, después de varias empresas, un par con relativo éxito, dos vendidas, y varias fallidas, puedo confirmar que el verdadero éxito y calidad de negocio no está en los reflectores, sino en la solidez y bienestar del equipo. Un equipo contento genera clientes satisfechos, lo cual se traduce en resultados y accionistas felices.
En la empresa de crowdfunding que dirijo actualmente, nos encargamos de que cada persona que ingrese al equipo tenga claridad de que estamos aquí para dos cosas: hacer dinero y pasarla bien. Muchas empresas basan su existencia solo en el punto uno, y no incluyen en su base el segundo, incluso algunas buscan tener empleados estresados, explotados y que trabajen 20 horas al día para creer que cumplen con el punto uno. Yo creo firmemente que para considerar una empresa exitosa se requieren los dos; es decir, lograr pasarla bien, pero sin ganar dinero no es sostenible en el tiempo; pero ganar dinero sin pasarla bien no es sostenible en la vida.
Para que un equipo la pase bien no se requieren mesas de ping pong ni refris llenos de bebidas energéticas o nutritivas, esos son beneficios superficiales. Hay que provocar un sentido de pertenencia, tener espacios para opinar y ser escuchado, tener políticas flexibles de trabajo para avanzar en lo personal, pero sobre todo ser empático y congruente.
Recordemos que las empresas son un reflejo de quienes las lideran, por ello, es importante ser un ejemplo en los comportamientos que esperamos. Por ejemplo, en la oficina tenemos el principio “La gente es lo que importa”, y representa la empatía para avanzar ante la vida personal y profesional del equipo.