Una metáfora que nos ayuda a entender mejor el mundo actual es el póker, porque en ese juego, aunque yo tenga menos habilidades, es probable que logre ganarle más de una partida a un jugador de póker más experimentado; en varias manos a mi rival le pueden tocar juegos muy malos o a mí muy buenos y, según mis capacidades, le podría ganar 2 de 10 o 4 de 10, por ejemplo.
Igual que en el póker, en el dominó, en el futbol o en los negocios, no siempre ganan los más hábiles, la suerte y las circunstancias cambiantes darán chance al malo de ganarle al bueno de vez en cuando y el jugador bueno siempre estará en riesgo de perder ante jugadores de menor nivel. Claro, si haces un análisis a largo plazo, la estadística te dirá que aquellos que tienen más capacidades desarrolladas ganan más veces.
Si quieres ser un buen tomador de decisiones en la vida real, debes considerar que habrá variables que no estaban previstas y aun así decidir analizando los datos y las estadísticas.
En el póker, tú conoces el juego que te tocó, pero no sabes qué juego le tocó a tu rival; tomas decisiones de acuerdo con tu experiencia, la estadística, la lectura de una serie de señales, pero nunca con la certeza de unas cartas abiertas, por eso cuando la vida abre sus cartas descubres que había un par de pandemias, un trío de guerras, una escalera de crisis, o un póker de oportunidades que no viste venir. Es como si se jugaran muchas manos, una tras otra, y en cada mano las circunstancias están cambiando. Quien quiere decidir pensando que todo está controlado como en el ajedrez, solo encontrará sorpresas y frustración, pero eso no quiere decir que no se deba basar en datos y estadísticas para decidir.
Conviértete en el mejor jugador
El primer tip que encontré en Decide y apuesta es aprender a ver la vida y los negocios como un juego, un juego en el que tienes habilidades que puedes mejorar, pero este juego tiene dados, cartas y ruletas que nos retan emocionalmente, porque una de las cosas más difíciles para el ser humano, según nos explica la autora, es dejar de aspirar a un control total y convertirse en un jugador y aprendiz que se divierte con el juego de la incertidumbre.
Annie Duke escribió este libro porque decidió tomar un año sabático para jugar, pero ese año se convirtió en 20 años, donde además de convertirse en campeona mundial, descubrió en el juego del póker un laboratorio en el que cada dos minutos se toman alrededor de 20 decisiones, en el que los mejores fallan y aciertan, pero estadísticamente a la larga, ganan los que refinan su capacidad mental y emocional de apostar, y ahí está el segundo tip.