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El futuro de la conciencia

El gran problema de la política y la economía no es sistemático, sino de consciencia.
jue 27 abril 2023 05:58 AM
El futuro de la conciencia
Seguimos siendo seres principalmente instintivos con enfoques de cortísimo plazo en lugar de racionales y creativos con una visión amplia, apunta Juan Carlos Chávez.

(Expansión) - Mientras no comprendamos la fenomenología biológica de nuestros patrones conductuales y la perspectiva más amplia de la posición que ocupamos en la rueda evolutiva, seguiremos un camino autodestructivo y sufriendo de patologías fisiológicas y psicológicas cada vez más graves.

Podemos advertir la gravedad de la situación en dos de los reflejos más fieles de nuestra confusión como sociedad: los atributos de los líderes políticos y los productos de consumo con mayor demanda.

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Por un lado, el político que no distorsiona la realidad con mentiras a la medida de su estrategia, polariza, agrede, generaliza y elimina los temas que le resultan inconvenientes, no gana.Por otra parte, el producto que no ofrece indulgencia inmediata y placeres sencillos que no requieran de reflexión o esfuerzo, difícilmente vende. Esto es muy evidente, por ejemplo, en la industria de los alimentos. Es realmente increíble que, a pesar de la inmensa calidad y cantidad de información que tenemos sobre nutrición al día de hoy, la demanda del mercado siga prefiriendo opciones cargadas de daño a la salud, al Planeta y crueldad hacia otros seres vivientes a cambio de un instante pasajero de “sabe rico”.

Lo anterior evidencia que, como especie, seguimos siendo seres principalmente instintivos con enfoques de cortísimo plazo en lugar de racionales y creativos con una visión amplia.

Los políticos o empresarios seguirán actuando así —para obtener su propia recompensa exprés en forma de poder o dinero— mientras la demanda no cambie. Considerando el ímpetu contemporáneo, es necesario que la humanidad comience a tomar responsabilidad individual para romper dicho ciclo autolesivo que terminará muy mal.

Pero no todo está perdido; la profundidad de nuestra esencia es increíblemente potente. Es cierto, el impulso egoísta que promueven los instintos fuera de contexto nos dirige a lugares adversos, pero esa es solo una de diferentes fuerzas que influyen en nuestra conducta. También, nos motiva intensamente proteger la vida en corto y largo plazo, modelar un futuro fecundo, empático y pleno de bienestar.

Hechas estas consideraciones, ahora podemos presentar el tema de la conciencia. Antes que nada es esencial diferenciar entre consciencia y conciencia (sin “s”). La primera se refiere a nuestra capacidad de evaluar juicios morales y la segunda a la facultad de reconocernos a nosotros mismos y lo que nos rodea.

En este artículo nos enfocamos en el futuro de la conciencia. Desde un punto de vista biológico, este fenómeno se da gracias a la posibilidad de reconocer, a través de mapas neurales, los efectos que causan los objetos externos en nuestro cuerpo: propiocepción, exterocepción e interocepción.

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En el caso del Homo sapiens, poseemos una conciencia amplificada más penetrante que otras especies gracias a la mayor posibilidad que tenemos de discernir no sólo los efectos del aquí y ahora sino también del pasado y el presente. En otras palabras, tenemos la habilidad de generar ideas y tomar decisiones que modelan el porvenir.

Aquí es donde el futuro y la conciencia se fusionan: para proteger a la vida y, por lo tanto, a nosotros mismos, debemos abrazar el don que nos ha otorgado la naturaleza de ver e impactar a largo plazo. Desafortunadamente, es algo que hacemos muy poco; hoy, es más importante que nunca posponer la gratificación en pro de obtener recompensas mucho más trascendentes y magnánimas.

Aunado a las nuevas tecnologías que nos admiten mayor potencia de recopilación, retención, procesamiento, correlación causal y comunicación de información, la conciencia humana puede dirigirnos a realizar nuestros sueños más audaces. En otras palabras, estamos ampliando nuestros estados de conciencia naturalmente conforme avanza la evolución, pero también culturalmente conforme desarrollamos automatizaciones tecnológicas. ¿A dónde nos puede llevar? Esa es una inmensa respuesta que solo obtendremos prevaleciendo con inteligencia, visión penetrante y empatía.

Nota del editor: Juan Carlos Chávez es Profesor de Creatividad y Bioeconomía (Genética, Neurobiología, Biofísica y Psicología en un contexto económico) en el sistema UP/IPADE y autor de los libros Inteligencia Creativa (2022), Multi-Ser en busca de sentido (2021), Psico-Marketing (2020) y Creatividad: el arma más poderosa del Mundo (2019). Es director de www.G8D.com Agencia de Comunicación Creativa y consultor de cientos de empresas nacionales y transnacionales. Síguelo en Facebook , Instagram y LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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