Los primeros años de la industria petrolera están marcados por inexperiencia, bajísima productividad y la creación de un enorme negocio para algunos militares, que no para el Ejército, ni la Nación. Fue varias décadas después, y tras una enorme inversión, que Pemex empezó a contribuir de manera importante al presupuesto, para, finalmente, llegar a ser una carga para éste. Hoy vive de prestado, con un ilegal aval puesto por el Gobierno federal.
Aunque el Ejecutivo federal suele criticar a Felipe Calderón y a Enrique Peña Nieto, fueron éstos los que le pavimentaron el camino para llevar al cabo la inútil y muy grave medida que ha adoptado, ya que, mediante sendas reformas de 2009 y 2012, la ocupación temporal permite infligir el mismo, o peor daño patrimonial, que la expropiación.
La disputa entre Germán Larrea y Andrés Manuel López Obrador es multifactorial. Es cierto que las vías férreas, materia de la controversia, estaban en la mesa hace rato, pero también el hecho de que la operación de venta de Banamex no produciría los abultados ingresos por concepto de pago de impuestos que esperaba el gobierno, puso la relación en estado de confrontación.
Así es, una vez actualizado el valor del activo, el precio de enajenación no arroja los tan ansiados recursos, habiendo llevado a cierto asesor a proponer que, parte del precio, se pagara como “contribuciones”, aunque éstas no se adeudaran, ello en ánimo de calmar la ira de quien tendría que salir a decir que, al igual que los de antes, no recibiría pago por la transacción.
Siendo así, la adquisición golpearía severamente la imagen del presidente saliente, por lo que una medida draconiana pondría conveniente distancia con el empresario, necesaria si éste decidiera cerrar la compra en esas condiciones, aunque, claramente, los tiempos ya no resultan suficientes para llevar al cabo el anunciado proyecto.
Ante la reacción empresarial, ofrece un acuerdo que no cumplirá. La ley establece una compleja mecánica que usará como pretexto, del otro lado, el mercado bursátil será el bastión de defensa, todo está calculado.
El Ejecutivo federal ha sido enfático, llueva, truene o no se terminen, las obras se inaugurarán, por lo que resulta irrelevante la ocupación que, como su vaguido, es temporal. Lo real es que la medida produce un daño no sólo operativo, sino estructural, en la empresa que, alguna vez, encontró la forma de hacer “aportaciones”, sin que nunca se supiera cómo, ni por cuánto, ni a través de quién.
Cárdenas es un importante referente del presidente, aunque la familia de éste ya puso su raya, alejándose de él. Para López Obrador, hacer lo que hiciera aquel, está históricamente validado. Como también lo está todo aquello que Juárez hubiera hecho. Es oportuno recordar que la elección presidencial de 1871 no sólo quedó manchada por severos señalamientos de fraude, sino que, a la larga, provocó el movimiento que llevó a Porfirio Díaz Mori a la presidencia.