Fuera de esos contados casos, han sido más las satisfacciones. Cada uno de estos grandes seres humanos me ha aportado distintas visiones del mundo, obligándome a reflexionar sobre mis posturas y complementar puntos de vista en los cuales coincidimos.
Como mencioné, es adecuado hacer un alto y ponderar la gran responsabilidad de estar frente a un grupo; siempre me he visto como compañero de aprendizaje más que un profesor, porque eso me recuerda la humildad, al entender que no lo sé todo y que también puedo aprender de los jóvenes.
El reto es cómo ser un líder para encaminar todas sus potencialidades, que en primera se encuentren tanto personal como profesionalmente, pero también, que definan y se atrevan a emprender su propio camino, dejando una huella con quienes les rodean.
Todo ello me impulsa a mejorar en cada curso, actualizar los contenidos, incorporar temas de debate y reflexión. Tengo una premisa de la que siempre parto, todo el conocimiento que les pudiera transmitir lo pueden encontrar en libros o en internet; sin embargo, lo que busco es impulsar sus capacidades de reflexión, solución de problemas, innovación, resilencia; además de compartirles mis experiencias cotidianas y experiencias de muchos años.
Algo que siempre me funciona es platicarles mi propia trayectoria, en donde jamás me imaginé trabajar en un banco o dedicarme a la educación financiera, pero muchas veces lo que no sucede es lo mejor que nos podría haber pasado y lo que en realidad ocurre, es lo óptimo. Con ello, les insisto en que no se frustren, el fracaso no es la última palabra y éste se puede convertir en uno de sus mejores maestros.
También hago mías las palabras de Antonio del Valle Perochena cuando nos insiste en que las oportunidades están ahí para quien decida aprovecharlas y es cierto. Hoy es fundamental aprender a capitalizarlas en nuestro beneficio sin olvidar a nuestro entorno.
Lo que más satisfacción me da es cuando les insisto en la ética y la moral, les hablo que la línea es muy delgada entre actuar siempre con rectitud y la podredumbre, aparentemente el camino es más sencillo, cuando no nos comportamos así, pero a la larga el daño está hecho y no hay vuelta atrás.
Me gusta despertar la importancia de aprender a trabajar verdaderamente en equipo y pensar en ideales más grandes como en nuestro país, del que necesita un compromiso auténtico y crear una conciencia de nación, sin polarizaciones o etiquetas.