(Expansión) - La respuesta a cómo encontrar nuestra función particular en esta majestuosa maquinaria que llamamos vida se puede resumir en cinco palabras:
Escucha a tus sentimientos profundo.
¿Cómo encontrar tu propósito?
Los 'sentimientos' son un atributo instrumental que admite una potente, privilegiada y melódica comunicación entre lo que fue, nuestra razón de ser y nuestra consciencia presente.
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La vida es un sistema mecánico magistralmente diseñado para procurar el orden en un entorno caótico. Esa es la función germinal de todos los seres vivientes. Esta pugna que comenzó hace más de 4,000 millones de años ha derivado en herramientas extraordinarias como genes, emociones, pensamientos racionales, creatividad y sentimientos.
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Los sentimientos son un atributo instrumental que admite una potente, privilegiada y melódica comunicación entre lo que fue, nuestra razón de ser y nuestra consciencia presente.
Sin embargo, debemos ser sumamente cautos para no confundir los placeres pasajeros e inmediatos con aquellas comunicaciones mucho más trascendentes. Nuestro bienestar individual, colectivo, presente y futuro depende de ello.
Refiero como sentimientos profundos a aquellas experiencias sintientes que son constantes, contundentes y perduran en el tiempo; incluso se intuyen con respecto a lo que será. En otras palabras, atienden a lo que hemos identificado que nos ha hecho y hará sentir muy bien —o muy mal— desde que somos conscientes. Por ejemplo, desde que tengo memoria, me ha hecho sentir muy bien proteger a los animales, y muy mal, dañarlos; siempre ha sido así e intuyo convincentemente que dentro de 30 años seguirá sucediendo lo mismo.
Es crucial comprender que no se trata de experiencias fortuitas; los sentimientos, especialmente los que llamo profundos, tienen una función biológica esencial: desvelarnos lo que aporta al bienestar personal y de la vida en todas sus manifestaciones con base en los insondables aprendizajes del pasado.
Con respecto a los placeres fugaces, por supuesto que también tienen un rol fundamental en la dinámica vital; sin dichas recompensas, no habría motivación para cumplir los mandatos genéticos y el instructivo de comportamientos y reacciones que representan ventajas de supervivencia. Empero, estos condicionamientos no distinguen sobre el contexto en tiempo pasado, presente o futuro; es decir, los placeres protegen los mandatos preestablecidos en piloto automático. Por esto último es esencial el papel de la razón y la creatividad.
Por un lado, la razón nos permite leer el momento presente para tomar decisiones diferentes a las predefinidas instintivamente. Por ejemplo, nos admite reconocer cuando un alimento en realidad es dañino para nosotros aunque se nos “antoje” por instinto.
Por otra parte, la creatividad nos concede imaginar nuevos mundos y modelar el porvenir.
Pasado, presente y futuro se unifican magistralmente en el Ser con los instintos, razón y creatividad.
Con base en lo anterior, podemos detectar la relevancia de los sentimientos profundos, los cuales son fruto de la interacción entre todos los estratos que nos conforman. No solo reflejan un instructivo de automatización biológica —como es el caso de los placeres intermitentes— sino la consonancia con la armonía de la vida y la existencia en el espacio-tiempo. Precisamente ahí es donde encontramos respuestas tajantes sobre nuestra razón de ser como especie e individuos.
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Tras muchos años de escuchar atentamente a lo que mis anhelos más profundos tienen que decir, he logrado sistematizar racionalmente lo que considero parte fundamental de mi propósito:
Despertar el poder de la empatía con información inteligente y plantar una semilla para un futuro compasivo, brillante y que inspire lo más profundo del ser.
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Eso es lo que mueve más fuertemente. Yo no lo elegí; simplemente es.
¿Cómo te imaginas dentro de 20 años? ¿Qué te pide lo más entrañable de tu ser? ¿Qué es lo que te motiva más fervientemente? ¿Qué te ha dado las mayores alegrías durante tu vida? ¿Cómo se siente la conexión que tienes con Propósitos mucho más grandes que tú mismo? Escucha a tus sentimientos profundos; encontrarás muchas respuestas.
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Nota del editor: Juan Carlos Chávez es Profesor de Creatividad y Bioeconomía (Genética, Neurobiología, Biofísica y Psicología en un contexto económico) en el sistema UP/IPADE y autor de los libros Inteligencia Creativa (2022), Multi-Ser en busca de sentido (2021), Psico-Marketing (2020) y Creatividad: el arma más poderosa del Mundo (2019). Es director de www.G8D.com Agencia de Comunicación Creativa y consultor de cientos de empresas nacionales y transnacionales. Síguelo en Facebook , Instagram y LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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