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¿Nuestra “huella digital” implica un riesgo?

El valor de nuestros datos es tan alto que se consideran el “petróleo del siglo XXI” y explotarlos es una tarea cada vez más sencilla para la ciberdelincuencia.
dom 29 octubre 2023 07:04 AM
Firmas electrónicas: empresas hoy en transición al futuro_
Conforme la digitalización avanza y amenazas como esta sigan latentes, es crucial hacer de la seguridad de nuestra información una prioridad, apunta Jaime Berditchevsky Golombek.

(Expansión) - La tecnología se ha convertido en una herramienta extraordinaria pues no solo facilita la vida de los usuarios, así como los servicios y actividades de las organizaciones, sino que también nos convierte a todos en ciudadanos digitales. Contar con esta ciudadanía implica que además de acceder a Internet, y en general a las TICs, también tenemos la oportunidad de consultar, crear y compartir información de una manera más ágil.

En resumen, la tecnología puede jugar un papel importante para garantizar el derecho de acceso a la información en la era digital, aunque uno de los retos para lograrlo sigue siendo la protección de datos.

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A mayor conectividad, son más los datos que se almacenan en línea a través de acciones que hoy ya nos parecen comunes, desde realizar una simple búsqueda en algún navegador como usuarios, hasta resguardar las bases de información de clientes y empleados en redes corporativas como hacen cotidianamente las empresas. Es decir, vamos dejando nuestra “huella digital” en el ciberespacio, sin detenernos a pensar si estas prácticas y la información que compartimos al conectarnos podrían implicar un riesgo.

Pero ¿por qué sucedería? Pues esta “huella” es un rastro con el que otras personas pueden conocer nuestras actividades online, en qué plataformas o sitios web navegamos y para qué. La importancia de esta información radica en que, al analizarla, es posible identificar nuevos hábitos de consumo o inversiones, por ejemplo, pero no se queda ahí. Hoy, el valor de nuestros datos es tan alto que se consideran el “petróleo del siglo XXI” y explotarlos es una tarea cada vez más sencilla para la ciberdelincuencia.

A pesar de los esfuerzos de los gobiernos para fortalecer las leyes que regulan la recopilación y el tratamiento de datos personales, así como de las empresas para mejorar sus políticas de privacidad ante clientes y consumidores, la cantidad de filtraciones de información por ciberataques sigue creciendo año tras año. En 25% de los casos, este es el problema de seguridad más frecuente al que se enfrentan las organizaciones de América Latina ( Reporte IT Security Economics ); mientras que la mayoría de los usuarios de la región aún no es consciente de la importancia de proteger su información en Internet y al menos un 35% ni siquiera sabe cómo se recopilan sus datos en línea ( Huellas digitales y su relación con las personas y las empresas ).

En este contexto, la ciberseguridad nunca había sido tan importante y preocupante. ¿Cómo se puede garantizar un acceso seguro a la información, cuando su protección aún es un tema pendiente? Podemos partir entendiendo que ser un ciudadano digital también conlleva responsabilidades, entre ellas, usar adecuadamente el poder que tenemos para acceder a la información y compartirla, pero también tener presentes los riesgos de esto para saber cómo protegernos.

Por ejemplo, hablar de filtraciones de datos es algo sumamente relevante porque hoy existen mercados clandestinos en la web, donde esta información se vende para fines maliciosos: extorsión, estafas, robo de dinero e identidad, afectando la vida off y online de las personas cuyos datos fueron filtrados.

Como usuarios debemos tomar medidas básicas, desde informarnos sobre cómo se recopilan los datos al navegar por Internet, cuál es el marco legal e instituciones que existen para garantizar el derecho a la privacidad de nuestra información, y no subestimar los riesgos de compartirla en línea. Esto puede hacer la diferencia entre mantenernos seguros a quedar expuestos ante la ciberdelincuencia en estos mercados.

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En el escenario empresarial, las violaciones de datos son un gran desafío, pues el alto potencial de que esta información llegue a manos equivocadas puede resultar en pérdidas económicas y daño a la reputación de las organizaciones. Por ejemplo, los ciberdelincuentes aprovechan esta brecha para ingresar a la red corporativa, secuestrar datos sensibles de empleados, clientes o proveedores y, posteriormente, utilizarlos para cometer fraudes u otros delitos, lo que implicaría multas elevadas para las compañías por incumplimiento de disposiciones legales, como las leyes de Protección de Datos Personales.

Por eso, deben protegerse proactivamente contra las filtraciones de datos con planes de respuesta que incluyan equipos designados, canales de comunicación y protocolos, para abordar rápidamente tales incidentes. Además, contar con una estrategia de comunicación para interactuar con clientes, periodistas y agencias gubernamentales minimizaría el impacto, así como las consecuencias, de una fuga de información.

Conforme la digitalización avanza y amenazas como esta sigan latentes, es crucial hacer de la seguridad de nuestra información una prioridad.

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Nota del editor: Jaime Berditchevsky Golombek es el director general para Kaspersky México desde julio de 2020. Tiene más de 22 años de experiencia en el sector de Tecnologías de la Información. Es Ingeniero en Comunicaciones egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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