En los mercados financieros existen elementos clave para identificar la posible formación de una burbuja. Sin embargo, es muy complicado identificar todas sus fases (desplazamiento, boom, euforia, obtención de utilidades y pánico), pero se deben tener presentes en todo momento para evitar caer en la trampa de las modas financieras.
Desplazamiento. Resulta de la llegada de un nuevo paradigma de inversión, de una nueva y gloriosa idea que pretende cambiar el rumbo de los negocios, de un sector de la economía o de un grupo de personas. Generalmente son ideas atractivas que hacen sentido por la propuesta y a lo que aspiran. Aquí se instaura un nuevo paradigma.
Boom. El nuevo paradigma se socializa -o en términos más actuales, se viraliza-. Los precios de la inversión comienzan a subir en primera instancia de forma paulatina, pero en la medida en la que el nuevo paradigma es incorporado en las narrativas de los medios, de inversionistas expertos y otros actores del mundo de las inversiones, el apetito se eleva y con ello empieza a acelerarse el alza en los precios. El miedo a perderse lo que podría ser una oportunidad única en la vida, estimula más la especulación, lo que atrae a un número cada vez mayor de inversionistas.
Euforia. En esta fase se ha perdido la racionalidad y la dimensión de los riesgos que se están asumiendo. No importa qué tanto hayan subido los precios, pues se cree que van a seguir subiendo y que en todo momento existirán compradores. Emergen “líderes de opinión” que sin ser expertos en la materia opinan e incitan al público a ser parte del nuevo paradigma “no te lo puedes perder” anuncian. Aquí se da lo que se conoce como el “comportamiento de manada” todos siguen al líder sin reflexionar, cuestionar, investigar y sobre todo valorar la situación.
Obtención de utilidades. Lo que se conoce como dinero inteligente -aquellos mejor informados, que son especuladores profesionales, que saben ver las señales de advertencia-, aprovechan la euforia para vender posiciones y cobrar utilidades. No necesariamente este tipo de inversionistas se salen del mercado cuando los precios están en máximos, pero prefieren salir a tiempo a no poder o tener que hacerlo cuando los precios caigan abruptamente.
Pánico. Un solo evento, una declaración o un cambio en la regulación, pueden generar la estampida, todos corren para salir y en ausencia de compradores los precios colapsan, caen tan rápido como habían subido. Una vez que la burbuja ha sido pinchada, prácticamente nada puede inflarla de nuevo, pues seguramente un nuevo paradigma habrá llegado y con ello el ciclo vuelve a comenzar.