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Modas, manías y burbujas financieras

Cuando se trata de inversiones patrimoniales, se debe evitar a toda costa caer en la trampa de las recetas, las fórmulas y los modelos que se anuncian como infalibles.
jue 02 noviembre 2023 06:06 AM
Burbuja financiera
Si bien no todas las modas o manías llegan a formar burbujas, es cierto que todas las burbujas pasaron primero por ser moda y manía, apunta Valentín Martínez Rico.

(Expansión) - A lo largo de la historia se pueden encontrar diversos referentes de movimientos extremadamente irracionales en los precios de distintos mercados que, en su mayoría, son alimentados por rumores, por distorsiones o manipulaciones, por paradigmas que aparentan ser disruptivos, pero, sobre todo, por la ambición de las personas que sueñan con la generación de dinero fácil y que ávidas de “ganarse la lotería” pierden de vista los riesgos en los que están incurriendo.

En tiempos recientes, lo anterior se ha exacerbado considerablemente derivado del incremento de individuos que a través de las redes sociales anuncian con trompetas tener recetas para la “generación de riqueza” de forma sencilla, fácil y sobre todo rápida.

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En los mercados financieros existen elementos clave para identificar la posible formación de una burbuja. Sin embargo, es muy complicado identificar todas sus fases (desplazamiento, boom, euforia, obtención de utilidades y pánico), pero se deben tener presentes en todo momento para evitar caer en la trampa de las modas financieras.

Desplazamiento. Resulta de la llegada de un nuevo paradigma de inversión, de una nueva y gloriosa idea que pretende cambiar el rumbo de los negocios, de un sector de la economía o de un grupo de personas. Generalmente son ideas atractivas que hacen sentido por la propuesta y a lo que aspiran. Aquí se instaura un nuevo paradigma.

Boom. El nuevo paradigma se socializa -o en términos más actuales, se viraliza-. Los precios de la inversión comienzan a subir en primera instancia de forma paulatina, pero en la medida en la que el nuevo paradigma es incorporado en las narrativas de los medios, de inversionistas expertos y otros actores del mundo de las inversiones, el apetito se eleva y con ello empieza a acelerarse el alza en los precios. El miedo a perderse lo que podría ser una oportunidad única en la vida, estimula más la especulación, lo que atrae a un número cada vez mayor de inversionistas.

Euforia. En esta fase se ha perdido la racionalidad y la dimensión de los riesgos que se están asumiendo. No importa qué tanto hayan subido los precios, pues se cree que van a seguir subiendo y que en todo momento existirán compradores. Emergen “líderes de opinión” que sin ser expertos en la materia opinan e incitan al público a ser parte del nuevo paradigma “no te lo puedes perder” anuncian. Aquí se da lo que se conoce como el “comportamiento de manada” todos siguen al líder sin reflexionar, cuestionar, investigar y sobre todo valorar la situación.

Obtención de utilidades. Lo que se conoce como dinero inteligente -aquellos mejor informados, que son especuladores profesionales, que saben ver las señales de advertencia-, aprovechan la euforia para vender posiciones y cobrar utilidades. No necesariamente este tipo de inversionistas se salen del mercado cuando los precios están en máximos, pero prefieren salir a tiempo a no poder o tener que hacerlo cuando los precios caigan abruptamente.

Pánico. Un solo evento, una declaración o un cambio en la regulación, pueden generar la estampida, todos corren para salir y en ausencia de compradores los precios colapsan, caen tan rápido como habían subido. Una vez que la burbuja ha sido pinchada, prácticamente nada puede inflarla de nuevo, pues seguramente un nuevo paradigma habrá llegado y con ello el ciclo vuelve a comenzar.

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Si bien no todas las modas o manías llegan a formar burbujas, es cierto que todas las burbujas pasaron primero por ser moda y manía. El elemento más importante para considerar dentro de las burbujas financieras es la velocidad con la que suben los precios de la inversión, lo que es señal inequívoca del apetito que existe entre los inversionistas por cierto tipo de inversión -la demanda le gana a la oferta-. Sin pretender ser una regla, pero tradicionalmente, las subidas de precios de forma vertical no suelen terminar bien.

Cuando se trata de inversiones patrimoniales, se debe evitar a toda costa caer en la trampa de las recetas, las fórmulas y los modelos que se anuncian como infalibles y como mecanismos para hacer crecer el capital de forma casi inmediata. Los mercados son complejos, el dinero gratis no existe, lo que sí genera riqueza en el tiempo es la disciplina, la prudencia y, por encima de todo, la paciencia. A nivel internacional está demostrado que cuando se cumple con los elementos anteriores es más fácil que se alcancen los objetivos financieros. Así que cuando se deban tomar decisiones patrimoniales, se debe pensar en los expertos y no en el “influencer” de moda, hay que pensar en el tiempo que lleva construir patrimonio antes de ponerlo en una sola idea.

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Nota del editor: Valentín Martínez Rico es Vice President, Value Proposition en Sura Investments. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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