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El gran líder se construye a sí mismo

Cuando lideramos nuestro ser ejercemos disciplina, le ponemos acción y tomamos control sobre nuestras emociones, nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu.
mar 26 marzo 2024 06:05 AM
El gran líder se construye a sí mismo
Los números, los resultados, los objetivos en una empresa cambian, de igual manera cambiamos nosotros. Lo que no debe cambiar es tu propósito de vida y cómo, a través de él, haces la diferencia, señala Ana Michelle Concepción.

La figura de un líder es fundamental en cualquier ámbito y organización; desde el mundo empresarial hasta la comunidad local, pasando por la familia y uno de los más importantes sin duda es el liderazgo de un estado o de un país.

Pero, ¿qué significa real y crudamente ser un gran líder? El liderazgo es multifacético y se manifiesta de diversas formas, lo sabemos. Algunas veces con rigidez, otras tantas con empatía, pero siempre, siempre, con energía.

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Hoy te invito a reflexionar en la idea de que, el mejor líder es aquel que lidera de inicio, su vida; al liderar nuestras vidas de manera integral, lograremos que nuestro liderazgo trascienda hacia otros y alcancemos el éxito que tanto buscamos. Como es adentro es afuera.

Cuando lideramos nuestro ser, ejercemos disciplina, le ponemos acción y tomamos control sobre nuestras emociones, nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu. Y me dirás: “eso suena muy cursi y holístico pero dime ¿cómo le hago?”.

Bien, primero es necesario identificar, ¿mis acciones provienen del enojo, frustración, del miedo, del ego o mi necesidad de autoridad? O por el contrario, ¿mis acciones surgen de mi pasión, compromiso, deseo de contribución, del amor por lo que hago y de mi autenticidad?

Vayamos a los hechos. Muchos líderes me han comentado que constantemente esconden sus emociones, se protegen, son directos y evitan crear conexiones afectivas con sus colaboradores. Temen perder el mando. Apartan sus emociones porque así les enseñaron desde niños y así ha sido su carrera corporativa. Cuando profundizamos en un proceso de entrenamiento, y quitamos ese caparazón, encontramos los factores que alteran su pensamiento, lenguaje y reacciones.

Creo que cuando no entendemos ni gestionamos nuestras emociones, es muy fácil convertirnos en el líder tirano, insensible, que castiga y amenaza, que inspira miedo y aleja a las personas. Y al no manejar nuestras emociones, estamos en riesgo de caer en una espiral que nos lleve incluso a crear organizaciones con falta de transparencia, honestidad, claridad y compromiso. Casos hay cientos.

Por el contrario, considero que el gran líder, ese que lidera su propia vida, inspira y despierta la automotivación, la creatividad, la innovación y el compromiso con su sola presencia. El gran líder conecta genuinamente con las personas y esa conexión surge de las emociones.

No es otra cosa más que trabajar arduamente en el autoconocimiento, ser íntegros, honestos, claros y perceptivos (por supuesto sin dejar de aplicar nuestra lógica, entendimiento, análisis y determinación). Ese líder se gana la confianza de su equipo al demostrar coherencia entre sus emociones, inteligencia, acción y espíritu. Un líder seguro de sí mismo es ejemplo para los demás. Invariablemente.

En mi experiencia, ese autoconocimiento y trabajo personal le darán al líder una visión clara de quién es, quién debe ser y hacia dónde debe dirigirse, personal y profesionalmente. Esta visión, por ende, guiará las acciones y decisiones que beneficien al equipo o a la empresa. Y la mejor parte, le brindará la capacidad de reaccionar oportuna y eficazmente, incluso en situaciones difíciles y bajo presión, pero siempre, siempre, con respeto y empatía hacia los demás.

Liderar tu vida no necesariamente es un trabajo sencillo, pero tampoco imposible. Conlleva que te observes, te corrijas, te caigas y te levantes. Implica eliminar conductas destructivas, adoptar nuevos hábitos y ajustar algunas prácticas cotidianas.

Así pues, te invito hoy a que te embarques en el camino del autoconocimiento, que establezcas metas de transformación personal que te llevarán a tu mejoramiento individual y a tener un impacto positivo y de crecimiento en todo lo que te rodea. ¡A liderar tu vida!

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Estamos diseñados para crecer y aprender continuamente. Podemos, en cualquier momento, despertar nuestra sabiduría interior y subir a nuestro consciente aquello que mora en nuestro inconsciente, que nos favorece, nos hace ser mejores y más poderosos. Aprender, adaptarse y crecer son ejes del liderazgo personal. Liderarse a sí mismo implica superar obstáculos y mantener la resiliencia. Esto fortalece la capacidad de liderar a otros en momentos difíciles.

Me despido. Recuerda que tus acciones y decisiones impactarán en la vida de los demás, positiva o negativamente. Al final lo que recordarán de tu liderazgo serán principalmente las acciones que fueron guiadas por las emociones y por tu esencia. Los números, los resultados, los objetivos en una empresa cambian, de igual manera cambiamos nosotros. Lo que no debe cambiar es tu propósito de vida y cómo, a través de él, haces la diferencia.

Nos leemos pronto.

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Nota del editor: Ana Michelle Concepción Esterrich (Instagram @anamichellehealthcoach) fue VPGM de Enterprise Business Solutions de AT&T México. Es instructora de yoga, coach de resultados, formadora de líderes, y experta en holistic health y wellness. Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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