De inicio, es imprescindible tomar en cuenta algunos aspectos fundamentales para obtener más energía: el propósito, el cuidado de nuestro cuerpo y nuestros pensamientos. Estos tres pilares determinan nuestros niveles de energía y calidad de vida.
El propósito. ¿En qué voy a invertir mi energía? Es la razón de ser, el por qué llevamos a cabo nuestras acciones. Este es el motor detrás de nuestros objetivos. Es lo que nos motiva, inspira y nos mueve, pero ¡ojo!, debe ser algo que nos apasione. Si aún no has trazado un propósito, pregúntate ¿qué me haría sentir realizado?, ¿qué me llena?, ¿por qué hago lo que hago?
¡Cuida tu cuerpo! Para crear, mantener y recuperar nuestra energía, no podemos dejar de lado, por ningún motivo, el cuidado personal. Acciones simples, pero que requieren gran disciplina y decisión: alimentación, descanso, actividad física, salud mental y estabilidad emocional. El cuidado personal ¡no es negociable! y la única persona responsable de esto, como de todo en tu vida, eres TÚ.
Nuestros pensamientos. La conversación interna que se guía por nuestras emociones. Nuestros pensamientos condicionan nuestra energía, física y mental. Es la percepción que tenemos de nosotros mismos y del mundo. ¿Qué pienso de mí y de todo aquello que me rodea? Vale la pena reflexionar.
En este punto ya te habrás dado cuenta que la mente es la que manda. Considero que nuestro lenguaje y conversación interior son fundamentales para mantener altos niveles de energía. Y bien vale la pena ahondar un poco más en esta arista; no podríamos tener mejor aliado que nuestra mente en la obtención de altos niveles de energía con las siguientes herramientas:
- Influencia en el estado de ánimo: te sugiero tener siempre un diálogo interno positivo que mejorará significativamente tu reserva energética. Por el contrario, un lenguaje interno negativo y una narrativa pesimista conducirá irremediablemente a la tristeza y a la disminución de energía.
- Motivación y acción: nuestro pensamiento puede (y debe) motivarnos deliberadamente a actuar y perseguir nuestros objetivos. Un diálogo interno que enfatice la capacidad, el crecimiento y el potencial, puede energizarnos con gran éxito.
- Gestión del estrés: la forma en que interpretamos y reaccionamos a situaciones estresantes está profundamente influenciada por nuestro pensamiento. Una narrativa en la que veamos los desafíos como oportunidades de crecimiento puede ayudarnos a manejar mejor el estrés y preservar nuestra energía.
- Conciencia y atención plena: te aseguro que, un lenguaje interno consciente y centrado en el presente, sin preocuparte ni adelantarte a los hechos futuros, aumentará significativamente tu energía y evitará el desgaste mental causado por la anticipación ansiosa. ¡La vida es hoy!
Bien; ya sabemos cómo obtener más energía. Pero, además de eso, considero de suma importancia aprender a manejarla. Y por varias razones; una de ellas es que seremos más productivos y eficientes, tomaremos mejores decisiones y estaremos enfocados. Otra razón (de mucho peso) es que nos permite ser más felices y plenos en nuestra vida personal; podremos disfrutar más de las cosas que nos gustan, de las personas que queremos y de nosotros mismos. Y una tercera razón, no menos importante, es que seremos más saludables y longevos; lograremos prevenir enfermedades y retrasamos el envejecimiento.