En el pasado no muy lejano, estas reuniones solían ser un gran festival global de la economía. La capital estadounidense parecía una zona cero rodeada de vallas para evitar que los activistas en contra de la globalización (globalifóbicos) interrumpieran los trabajos de Jefes de Estado, Gobernadores de Bancos Centrales, Ministros de Hacienda, que discutían los grandes retos del orden mundial.
Durante la década de los 90 del siglo pasado, estas reuniones eran multitudinarias y atraían grandes protestas públicas, muchas de ellas violentas. Ese marco las dotaba de dramatismo. En aquellos encuentros se hablaba, por ejemplo, de los controvertidos préstamos que el FMI y el BM llegaron a otorgar a varios países para la ejecución de reformas estructurales ligando el perdón de sus deudas a la implementación de estos programas. Eso provocó la significativa reducción de deuda en muchos países, pero al mismo tiempo mucha contracción en la inversión pública y corrupción. Ahora, las reuniones de Primavera del FMI y del BM son muy técnicas, solo para los especialistas y practicantes de la economía.
Bajo ese contexto ocurrió la edición 2024 de estos encuentros y, entre los temas que se discutieron, gravitan tres de suma relevancia para el mundo entero dado que pueden definir el futuro de la sociedad económica mundial: el conflicto comercial entre Estados Unidos y China, la creciente deuda pública de países pobres y ricos, así como la ruta para financiar el combate contra el cambio climático.
Con la colaboración de Marcelo Giugale, ex director del BM, se ofrecen algunos de los impactos que estas tres papas calientes podrían generar en un futuro muy cercano:
El conflicto entre China y Estados Unidos no es puramente comercial. Estamos, en realidad, frente a lo que podría derivar, peligrosamente, en una nueva política industrial global que se explica así:
China está en una competencia frontal con Estados Unidos por fomentar lo que llama ‘nuevas fuerzas productivas’, lo que significa que está destinando miles de millones de dólares para ser el líder en vehículos eléctricos, paneles solares, semiconductores y todos los insumos vinculados a la transición energética. Por esta razón, está subsidiando todas sus exportaciones bajo el principio de que así se hará del dominio tecnológico del mundo por muchas décadas. Estados Unidos se niega a que eso ocurra.
Pero, al margen de la contraofensiva estadounidense, estas posturas son completamente contrarias a las ideas de comercio libre y de inversión impulsadas por la Organización Mundial de Comercio (OMC). Esto no es un pleito de dos. Si Estados Unidos y China rompen la regla del comercio internacional, entonces nadie más las respetará y eso debilitaría profundamente a la OMC.
“Si esto sigue, la OMC no tendría mucho qué hacer. Esta mentalidad proteccionista, mercantilista, preocupa mucho al FMI como el gran vigilante de la economía mundial. En 2023 se registraron 2,500 políticas industriales, la gran mayoría entre Estados Unidos, China y Europa, y esto nos va a arruinar la fiesta a todos porque puede generar más pobreza y corrupción”, advierte Marcelo Giugale.
Las deudas públicas fueron el segundo gran tema en la agenda de las Reuniones de Primavera 2024. No hay país que se salve; el sector público de los países pobres está en serios problemas, pero también las arcas de las naciones ricas. La única solución es el ajuste fiscal y gastar menos. Mal timing, tomando en cuenta que la estrategia dominante es gastar más para fomentar a las industrias del futuro. Frente a eso, se estima que muchas de las deudas públicas no podrán pagarse, al tiempo que los servicios y coberturas sociales, cada día, serán más difíciles de cubrir.