¿Cuándo vendrá el momento en el que se despierten las conciencias y haya voluntad para enfrentar la crisis del agua? La responsabilidad de cambio está en todos. Nadie puede tirar la piedra y esconder la mano. Sin embargo, los gobiernos juegan un rol clave para mejorar el horizonte o intensificar el caos. Y es aquí cuando esta historia se descompone.
Para la autollamada Cuarta Transformación, la gestión del agua no fue una prioridad, los recortes al presupuesto fueron una constante y se alejaron de los criterios de los organismos internacionales (ONU, OMS) que recomiendan invertir al sector hídrico entre un punto porcentual o un punto y medio del PIB (actualmente el PEF 2024 ronda los 62,000 mdp). Por otro lado, las organizaciones, consejos, asociaciones dedicadas a la promoción de la eficiencia del agua y a su cuidado, simplemente, no fueron escuchadas, pocas fueron las oportunidades que tuvieron para compartir sus posturas y propuestas de solución a la crisis hídrica y en la mayoría de los casos se les cerró la puerta, no gozaron de interlocución.
Ahora, en estos días de transición, ¿soplan nuevos vientos?
Mientras hay vida, suele decirse, hay esperanza; también, hay quien sostiene que, cuando la esperanza y la fuerza se unen, se crea una poderosa sinfonía de resiliencia. Más allá de romanticismos, y aún y cuando se sabe que la sucesora de Andrés Manuel López Obrador es fiel seguidora de los principios del Presidente de la República, gravita la sensación de que su plan para enfrentar la crisis del agua reconoce la urgencia de aplicar ajustes y, sobre todo, necesita de inversiones, muchas mentes y visiones.
Ésta es la historia de los primeros encuentros entre la comunidad de expertos en materia hídrica y el equipo de la futura Presidenta de la República, mismos que podrían perfilar un golpe de timón y un nuevo estilo para resolver uno de los asuntos que pone en vilo la paz social, la actividad económica y la vida misma: la crisis del agua.}
Esta semana se conocerán algunos de los nombres que formarán parte del próximo gabinete. No se sabe, en este momento, quiénes asumirán los cargos de las carteras vinculadas al sector hídrico, pero se tiene registro de las reuniones que, en tiempos de campaña, sostuvo el equipo de Claudia Sheinbaum con stakeholders del sector, en las que se alimentaba una percepción que hasta la fecha persiste y que no deja un mal sabor de boca: es tiempo de tomar acciones, sí o sí, antes de que la crisis se intensifique.
La primera reunión tuvo lugar en el Hotel St. Regis de la Ciudad de México, con Altagracia Gómez, quien convocó a un grupo de representantes y expertos en temas fiscales, aduanales, regulatorios, hídricos, entre otros, para que le compartieran, sin tantos rodeos, los dolores de cada uno de sus sectores. Ahí, la comunidad de expertos en materia hídrica – como el Consejo Consultivo del Agua y sus aliados – le ofrecieron un panorama que daba cuenta del profundo problema hídrico en el que estamos metidos. Frente a eso, Altagracia Gómez les transmitió que, dada la importancia que este tema tenía para Claudia Sheinbaum, los convocaba a una reunión posterior para entrar en el detalle.
Así, para la segunda reunión –a la que llegó sola–, la agenda del día no dio paso a perderse entre las ramas, de tal manera que se habló, entre otras cosas, del estado que guarda la infraestructura hídrica, del marco jurídico, de la carencia de una visión de largo plazo y de las acciones pendientes, pero uno de los asuntos que tomó un acento muy especial fue: cuánto dinero se necesita para darle un golpe de timón a la política hídrica.
Entre los puntos que se tocaron, destacan:
Dar paso a una gestión con visión de largo plazo, con programas, proyectos y planes transexenales. Si no es posible invertir en los términos sugeridos por los organismos internacionales (alrededor de 700,000 mdp), invertir como piso mínimo 160,000 mdp anuales, durante los próximos 10 años. Incorporar nuevas tecnologías e innovación para el tratamiento de aguas y para tecnificar al campo (principal consumidor del líquido). Adecuar el marco jurídico con un enfoque de eficiencia, medición y vigilancia, que a su vez la actualice para enfrentar los retos de suministro de agua y dote de certeza jurídica a las futuras inversiones.
Al margen de los puntos puestos sobre la mesa en las conversaciones con el equipo de Claudia Sheinbaum, la postura de la comunidad experta en el tema hídrico se concentra en el documento “Compromisos por el agua. Decálogo para detonar soluciones”, impulsado por el Consejo Consultivo del Agua, la Concamin, la Asociación Nacional de Entidades de Agua y Saneamiento de México, entre otros organismos .
Durante aquellas reuniones, algo llamó la atención: la entonces candidata de la coalición ‘Sigamos Haciendo Historia’ no contaba con un responsable ex profeso para el tema del agua. Altagracia Gómez era una de ellas y su visión estaba orientada a la competitividad, a la productividad y al desarrollo del sector productivo; pero también lo fueron Julio Berdegué, quien cuenta con una amplia mirada en torno del agro, junto con Alfonso Ramírez Cuellar, Rubén Muñoz Álvarez, diputado y presidente de la Comisión de Recursos Hidráulicos. Esto, de algún modo, nutrió las conversaciones con una multiplicidad de visiones y experiencias.
¿Hay algo que pueda descomponer esta historia? “Lo que nos preocuparía es que no se le diera el interés al tema del agua, como no se le dio en esta administración. Pero yo te diría que casi lo descarto, porque conocemos el perfil y el conocimiento de la doctora Claudia Sheinbaum”, afirma Raúl Rodríguez, presidente del Consejo Consultivo del Agua. “Además, sabemos que no hará nada que obstaculice el desarrollo económico del país”.
La primera muestra para dar paso a un golpe de timón en las políticas hídricas por parte de Claudia Sheinbaum tendrá lugar cuando se conozca el nombre del o de la titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). En ese momento, podrá saberse si se tomará en cuenta el conocimiento o se impondrá la política, lo que significaría, en el segundo caso, permanecer en la ratonera y dejar que la crisis se intensifique.
Una segunda llamada podría ocurrir en unas semanas, al calor de la definición del paquete presupuestal 2025. Si, para entonces, la partida al sector hídrico recibe ajustes al alza y se observa que se rompe con la tendencia de los últimos años en los que se le ha castigado con notables bajas presupuestales, entonces, habrá señales tangibles de cambio. En caso contrario, no habrá condiciones para darle la vuelta a esta historia.
Otra manifestación de ajuste implicaría ir en contra de uno de los últimos designios que pretende imponer Andrés Manuel López Obrador. En el paquete de iniciativas que el Presidente de la República presentó el pasado 5 de febrero hay una que plantea prohibir el otorgamiento de nuevas concesiones de agua a distintos usos que no sean para consumo doméstico. Actualmente, eso ya está considerado en la ley. También, nadie puede discutir que, primero, antes que para cualquier otro uso está el consumo humano, pero el agua también es una palanca de desarrollo y, por lo tanto, la prohibición de nuevas concesiones para el uso industrial pondrá en riesgo el nearshoring que tanto se ha impulsado.