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Ciber regreso a clases. Cuidemos lo que publicamos

El hecho de subir una foto a redes sociales con el rostro del menor, rastros de información de fondo, quizá el nombre de la escuela o el logo del uniforme que viste, son oro puro para la delincuencia.
mar 27 agosto 2024 06:04 AM
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El inicio de un nuevo ciclo escolar representa una gran alegría para diversas familias, pero no tener conocimiento o control sobre la “privacidad” de sus menores en internet podría convertirse en un mal rato, con consecuencias incluso irreversibles, apunta Carlos Ramírez Castañeda.

Se ha llegado otro inicio de ciclo escolar para diversos niveles educativos, sin embargo, esta ocasión me centraré en hacer conciencia sobre los menores de edad, particularmente en los que tienen entre edades de 4 a 12 años de edad.

Si bien es cierto que el inicio de un nuevo ciclo escolar, el ingreso a kínder o primaria, representa una gran alegría para diversas familias mexicanas, el no tener un conocimiento o control sobre la “privacidad” de sus menores en internet podría convertirse en un mal rato, con consecuencias incluso irreversibles.

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Me refiero particularmente a acciones de muchos padres y madres en redes sociales en esta semana, lo que pareciera una simple acción, algo común es la puerta total de exposición a un catálogo variado de delitos.

El hecho de subir una foto a redes sociales con el rostro del menor, rastros de información de fondo, quizá el nombre de la escuela completo, o el logo/uniforme que viste con un distintivo que permita identificar en dónde se encontrará estudiando, son oro puro para la delincuencia.

Con ello le hemos dado una gran cantidad de información a los delincuentes, pueden saber en dónde se encuentra nuestro hijo/a, a que horas, posibles rutas incluso, y así es como se gesta un plan previo de secuestro; todo, gracias a lo que hemos publicado a cambio de unos cuantos “likes”.

En otros escenarios es gracias a la llegada de la Inteligencia Artificial (IA) y la sofisticación de acciones de parte de la delincuencia, el exponer el rostro de nuestros menores ayuda a alimentar el catálogo de pornógrafos, pedófilos y pederastas que navegan por la red. Con esas fotografías inocentes de manos de los padres y madres, los atacantes en este caso hacen ediciones y/o sobre posición del rostro real del menor en cuerpos generados o reciclados de contenidos ilícitos.

Así, los contenidos son intercambiados en foros y aplicaciones de mensajería instantánea de esas comunidades, sin mayor esfuerzo, pues han simplemente guardado los rostros de fotos reales simplificándoles así todo el trabajo a realizar.

En materia digital relacionada a la criminalidad, las personas suelen pensar que a ellos no les pasaría, y este es el primer error para ser una víctima, es mejor tomar el control de la privacidad y no exponernos por un poco de fama efímera.

La falta de sensibilización de muchos padres y madres al subir indiscriminadamente contenidos de sus hijos es otro tema que podría derivar a futuro en “sharenting” al generar, como su etimología lo indica, una sobreexposición de ese menor.

En algunos países se han dejado los cimientos de personas exigiendo que los contenidos donde ellos aparecen subidos por sus padres cuando eran menores, sean borrados, en algunos otros casos esas demandas han terminado en conflictos legales con grandes cantidades económicas de por medio.

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En fin, he dado tres ejemplos claros de consecuencias que a muchas personas no les gustaría vivir, así que lo mejor es evitar hacer este tipo de prácticas y si esto es una medida básica que no pueden cumplir padres y madres, bueno, al menos revisen los controles de privacidad, quiénes pueden ver sus contenidos, con quiénes interactúan y que no exponga información adicional, cuentan como prácticas que podrían ayudar a reducir los riesgos digitales planteados en esta columna.

No me resta más que desear un feliz regreso a clases para todos los menores que en este 2024, así como a sus respectivas autoridades para tener en el radar a las nuevas generaciones que se relacionan día a día con la tecnología y, por ende, deben tener una actualización constante y continua.

Cuidemos lo que publicamos.

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Nota del editor: Carlos Ramírez Castañeda es especialista y apasionado por el Derecho Informático, particularmente en ramas de Ciberseguridad, Cibercriminalidad y Ciberterrorismo. Tiene un Máster en Derecho de las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicaciones de Santiago de Compostela España, Doctor en Administración y Políticas Públicas de México. Es colaborador de diversas instituciones académicas y gubernamentales, profesional siempre interesado en temas de ciberprevención particularmente con sectores vulnerables. Síguelo en Twitter como @Ciberagente . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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