Me refiero particularmente a acciones de muchos padres y madres en redes sociales en esta semana, lo que pareciera una simple acción, algo común es la puerta total de exposición a un catálogo variado de delitos.
El hecho de subir una foto a redes sociales con el rostro del menor, rastros de información de fondo, quizá el nombre de la escuela completo, o el logo/uniforme que viste con un distintivo que permita identificar en dónde se encontrará estudiando, son oro puro para la delincuencia.
Con ello le hemos dado una gran cantidad de información a los delincuentes, pueden saber en dónde se encuentra nuestro hijo/a, a que horas, posibles rutas incluso, y así es como se gesta un plan previo de secuestro; todo, gracias a lo que hemos publicado a cambio de unos cuantos “likes”.
En otros escenarios es gracias a la llegada de la Inteligencia Artificial (IA) y la sofisticación de acciones de parte de la delincuencia, el exponer el rostro de nuestros menores ayuda a alimentar el catálogo de pornógrafos, pedófilos y pederastas que navegan por la red. Con esas fotografías inocentes de manos de los padres y madres, los atacantes en este caso hacen ediciones y/o sobre posición del rostro real del menor en cuerpos generados o reciclados de contenidos ilícitos.
Así, los contenidos son intercambiados en foros y aplicaciones de mensajería instantánea de esas comunidades, sin mayor esfuerzo, pues han simplemente guardado los rostros de fotos reales simplificándoles así todo el trabajo a realizar.
En materia digital relacionada a la criminalidad, las personas suelen pensar que a ellos no les pasaría, y este es el primer error para ser una víctima, es mejor tomar el control de la privacidad y no exponernos por un poco de fama efímera.
La falta de sensibilización de muchos padres y madres al subir indiscriminadamente contenidos de sus hijos es otro tema que podría derivar a futuro en “sharenting” al generar, como su etimología lo indica, una sobreexposición de ese menor.
En algunos países se han dejado los cimientos de personas exigiendo que los contenidos donde ellos aparecen subidos por sus padres cuando eran menores, sean borrados, en algunos otros casos esas demandas han terminado en conflictos legales con grandes cantidades económicas de por medio.