En el mundo de las startups, el deseo de innovar y resolver problemas reales se ve a veces eclipsado por el encanto de crear productos que son simplemente nice to have, como se dice en inglés, o “lindos de tener” donde se crean startups superfluas, más allá de utilizar el sofisticado sistema del emprendimiento moderno para mejorar el mundo a profundidad.
El auge de startups “de conveniencia”, ¿solucionan o añaden al desperdicio?
Por qué hablo de esto, pues es que hace un par de semanas estuve en Silicon Valley, esto lo hago regularmente para ver posibles inversiones y al mismo tiempo empaparme de lo que sucede en otros lugares y sinceramente me sorprendió el nivel de superficialidad de algunas de las startups que me presentaron. Me pareció que todas querían incorporar a fuerza el uso de Inteligencia Artificial en lugar de realmente definirse como resolviendo un problema real, tendiendo “a hago lo mismo que otros pero mejor porque lo hago con IA”. Por ejemplo, una empresa que se dedica a hacer software de inventarios exclusivo para bodegas de vino o una empresa en Nueva York que se dedica regresarte tu ropa de tintorería en menos de 24 horas y que recogía tu ropa a lavar en bicicleta para “no contaminar más”; algunas incluso me recordaron a la idea de Javi Noble de “gasolina a domicilio”.
Estas son empresas que piden capital y quizá haya quien crea que son buenas oportunidades de inversión en el primer mundo, pero la realidad es que son startups de “conveniencia” para gente en un mundo “seven eleven”, pero para el resto de la humanidad son, por decir lo menos, innecesarias. Este enfoque sobre startups que prometen conveniencia más allá de tratar de resolver retos genuinos propone riesgos no solo para los emprendedores pero también para las comunidades a las que buscan servir.
Algunos me dirán que me equivoco pues en el mundo de las pequeñas mejoras puede haber grandes retos; por ejemplo, Starbucks revolucionó la forma en que tomamos café, y no es que no existieran cafeterías antes. Pero no me refiero a eso.
Uno pensaría que después de la pandemia estas ocurrencias ya tendrían espacio en el mundo del capital de riesgo, pero por momentos parece que Silicon Valley quedó atrapado en un loop de “startups fáciles” o que apelan al mercado “de conveniencia” y la capacidad de autocrítica está un poco corta.
¿Qué es una startup fácil o de conveniencia?
Recordemos a Sam Altman en una entrada de blog de 2015 señaló que “El secreto más contraintuitivo sobre las startups es que a menudo es más fácil tener éxito con una startup difícil que con una fácil. Una startup difícil requiere mucho más dinero, tiempo, coordinación o desarrollo tecnológico que la mayoría de las startups”.
Y continúa Altman: “Recuerdo cuando Instagram empezó a hacerse muy popular: parecía que no podía pasar un día sin oír hablar de otra startup para compartir fotos. Ese año, probablemente se financiaron más de 1,000 startups de intercambio de fotos, mientras que existían menos de diez startups de fusión nuclear”.
Sin embargo, muchas startups emergentes prefieren tomar el camino fácil, lo que conduce a una sobresaturación de soluciones superficiales. No entiendo por qué alguien querría hacer inventarios específicos para vinaterías cuando existen tantos softwares que hacen inventarios.
La tendencia de las startups de conveniencia
Entiendo que muchas startups que ofrecen conveniencia, como Uber, Rappi, funcionaron muy bien al disrumpir mercados, pero el ver una afluencia de startups que atienden a deseos más que a necesidades me pareció sorprendente estos tiempos económicos. Eso sin mencionar el hecho de que el dinero gratis ya no es parte de la ecuación, las tasas de interés siguen siendo un factor a considerar y que afecta la disponibilidad de recursos para invertir en startups.
Estas empresas a menudo se suben a las olas de las tendencias de las redes sociales y las modas de los consumidores, lo que da lugar a productos que pueden captar la atención temporalmente pero carecen de un impacto duradero. Otro ejemplo de esto hace unos años fue el surgimiento de startups de bicicletas eléctricas (e-bike) y también de scooters que cautivaron a los viajeros urbanos . Promovidas inicialmente como una alternativa ecológica a los coches, muchas e-bikes y scooters han acabado en los vertederos en lugar de mejorar el transporte urbano.
A pesar de su atractivo inicial, estos productos no abordaron los problemas de infraestructura subyacentes, dejando en última instancia a las ciudades con un creciente problema de residuos en lugar de una solución sostenible.
Este fenómeno no es exclusivo de las bicicletas eléctricas. Han proliferado las startups en diversos sectores, como las aplicaciones para tareas triviales, los artilugios novedosos o los servicios que ofrecen una utilidad mínima. Aunque participar en estas empresas puede parecer inofensivo, a menudo desvían valiosos recursos y la atención de startups con potencial para abordar problemas sociales, como la vivienda asequible, los recursos de salud mental o las soluciones al cambio climático.
Por ejemplo, Sam Altman, a la hora de escribir ese blog, estaba ya invirtiendo en OpenAI, sin duda una startup difícil que está revolucionado la historia de la humanidad.
Redefinir el éxito en las startups
El reciente énfasis en las startups “de conveniencia” plantea una cuestión importante: ¿cómo podemos redefinir el éxito en el espacio de emprendimiento? La verdadera innovación surge al abordar los retos que afectan a las comunidades, aquellos que exigen un compromiso serio, una visión a largo plazo y, a menudo, problemas difíciles de resolver. Altman subraya la necesidad de ambición en las nuevas empresas: “Permítete ser más ambicioso: imagina la versión más interesante de adónde podría llegar aquello en lo que estás trabajando”.
Una llamado a la profundidad
Es esencial que tanto fundadores como inversores den prioridad a empresas que prometan mejoras sustanciales del bienestar social. Debemos mirar más allá de la gratificación instantánea y las tendencias pasajeras, centrando nuestros esfuerzos en startups que, aunque supongan un reto, tengan el potencial de crear soluciones significativas y duraderas.
El futuro del ecosistema de las startups depende de la voluntad de los emprendedores de aceptar los problemas difíciles como oportunidades y no como obstáculos. Abogo por más startups que den prioridad a las necesidades reales frente a la comodidad, creando productos y servicios que realmente marquen la diferencia en la vida de las personas. El mundo está lleno de retos que esperan soluciones innovadoras: no nos conformemos con lo nice-to-have cuando podemos perseguir lo que es esencial para el progreso y la transformación.
____
Nota del editor: Fabrice Serfati es Venture Capitalist experto en negocios disruptivos en Latam, Managing Director and Partner en IGNIA Fund, mentor de emprendedores valientes y sobresalientes. Creador del podcast #ReadToLead y del Founder’s Book Club. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión