Elon Musk se asignó un papel importante que tiene efectos que podrían permear más allá de los Estados Unidos: la manipulación de las audiencias digitales para reducir la capacidad de agencia de la resistencia civil. El cargo que Musk ocupa en el gobierno de Donald Trump le da facultades para recibir información valiosa sobre el comportamiento de los usuarios de X (antes Twitter); no solo datos personales, también tiene acceso a patrones de comportamiento que se reflejan a través de las opiniones que se emiten en momentos cumbre de un evento. El contenido que consumen los usuarios de redes sociales, sobre todo en temas de coyuntura política, es clave para entender el fenómeno de manipulación mediática.
Plataformas digitales, política y desinformación

Los individuos a veces basan sus opiniones en la información que les resulta más accesible, sin consideraciones ampliamente deliberadas, la percepción de un encuadre comunicativo en específico puede ser más fuerte si la relevancia de la narrativa es más atractiva. Es decir, si los individuos consideran que el suceso es trascendental para la agenda pública, serán más susceptibles a los encuadres narrativos que encajen con sus ideas previas, y podrán hacer sus propias evaluaciones.
Entonces, las narrativas más fuertes son aquellas que emergen de la discusión pública como las mejores posiciones ideológicas que se enfrentan para evaluar un evento de agenda pública. Pero las narrativas construidas alrededor de un valor en particular -como la democracia o la transparencia- no funcionan universalmente.
La explicación detallada, o contexto, es una narrativa sólida cuando se emplea en debates particulares sobre regulaciones económicas, por ejemplo, pero no son tan importantes para describir la animosidad política en periodos electorales.
El factor clave de la manipulación en medios digitales como X, y en general en todas las redes sociales, es el tiempo. Los editores y jefes de información deciden sobre la marcha el formato que pueda ser más eficaz para una cobertura casi compulsiva de contenidos que son relevantes para el desarrollo del evento que surgió de forma repentina – o al menos parecería que nadie se lo esperaba-. Aquí viene el giro en la historia, y para esto es importante explicar la diferencia entre las noticias episódicas y las noticas temáticas/especializadas.
Por la generalidad y alcance de las audiencias en redes sociales, las prioridades para reportar cambian de manera constante porque los acontecimientos recientes se mueven a una velocidad más alta que el resto de los eventos previamente considerados. Por otra parte, las noticas temáticas (o especializadas) se cubren en formatos diseñados para formatos más largos, en los que disponen de más tiempo para investigar los eventos como si fueran arcos narrativos.
Las noticias temáticas son contenidos de largo aliento -en los que hay muchas horas y recursos dedicados a la investigación del suceso- son vistas como un problema social al que se le atribuyen situaciones de origen que pueden señalar responsabilidad hacia instituciones o actores políticos, deficiencias en los procesos de gobernanza, o simplemente describen la idiosincrasia cultural de un lugar.
Este tipo de noticias vive más tiempo que las episódicas, porque se construyen a través de narrativas que reflejan el contexto social, político y económico de los individuos más allá de las situaciones cotidianas que sortea la ciudadanía en su conjunto. Las noticias episódicas apelan a la empatía de las audiencias; mientras que las noticias temáticas tienen responsabilidades democráticas con la ciudadanía.
La cobertura de noticias de coyuntura tiene una forma “espasmódica” en redes sociales, sin importar si se trata de “breaking news” o de temas especializados. Cada actualización sobre un tema que es tendencia en la agenda de medios representa un contenido, video, post o “tuit” que se comparte compulsivamente por las audiencias. Una vez que se publica una nota en redes sociales, es imposible retroceder su cause: este contenido se diseminará en el espectro de la plataforma digital con efectos irreversibles si se trata de contenidos desinformativos.
Por ejemplo, cada vez que se publica alguna actualización sobre las amenazas arancelarias. Los retrocesos narrativos (los aranceles se aprueban, los aranceles siempre no van) no son seguidos puntualmente por toda la audiencia de medios digitales. Los usuarios de redes sociales tendrán actualizaciones según la eficiencia del algoritmo de la página inicial de la plataforma. Musk conoce de antemano cómo funcionan los mecanismos de desperdigamiento de la información en la plataforma que adquirió en 2023.
Aunque los medios digitales hagan el esfuerzo de actualizar en tiempo real las notas que perdieron vigencia, las audiencias con menos herramientas de alfabetización mediática seguirán inmersas en una narrativa subjetiva que es compleja de refutar. Aquellos usuarios que son muy apegados a X tienden a engancharse en discusiones estériles sobre temas especializados: entre más acumulen conocimientos técnicos, tienen más incentivos para sostener debates. El problema es que las discusiones que ocurren en X tienen el propósito de motivar actitudes políticas que ocurran en la vida real.
El aparato de manipulación en redes sociales es efectivo para mantener a los usuarios el mayor tiempo posible interactuando en las plataformas digitales. Esta actividad alimenta procesos de desinformación que son instrumentalizados por organizaciones políticas que buscan obtener reacciones trazables de las audiencias. Es difícil saber si la manipulación en plataformas como X tiene fines políticos o económicos, pero es necesaria la inspección y posible regulación como ocurrió en Brasil el año pasado. Los usuarios también son ciudadanos con intereses específicos, y debemos promover la alfabetización mediática para la defensa de la democracia.
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Nota del editor: Alejandra G. Marmolejo es profesora de ciencias sociales en el Tecnológico de Monterrey y miembro del Observatorio de Medios Digitales . Síguela en Threads como @alegmarmo. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
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