Oficialmente hemos sobrevivido a una semana más en la nueva administración de Donald Trump. Tal como lo prometió el día de la inauguración de su gobierno, el pasado fin de semana comenzó una batalla espasmódica para imponer el 25% de aranceles sobre las importaciones de origen mexicano. Las redes han perseguido información contradictoria y es visible que no existe estrategia de cobertura para políticas económicas en tiempos inciertos.
Amenazas arancelarias generan especulación en medios digitales
![Sheinbaum acuerda con Donald Trump posponer aranceles por un mes tras llamada](https://cdn-3.expansion.mx/dims4/default/be8d499/2147483647/strip/true/crop/1050x600+0+0/resize/1200x686!/format/webp/quality/60/?url=https%3A%2F%2Fcdn-3.expansion.mx%2F7d%2F19%2Fe29424354b8faf2761cc9e6121ec%2Fsheinbaum-acuerda-con-donald-trump-posponer-aranceles-por-un-mes-tras-llamada.jpg)
Hasta el momento, Donald Trump no ha podido cumplir con las amenazas comerciales que datan de su campaña presidencial. Sin embargo, el tironeo entre mandatarios, autoridades en materia económica y opinión pública han provocado un depósito de desinformación en redes sociales. La especulación, motivada por opiniones poco objetivas, controla la cobertura mediática de los posibles aranceles; estos saltos cuánticos entre actualizaciones son el resultado de una agenda de medios poco organizada.
Como de costumbre, la conversación en redes sociales confunde indicadores económicos. Primero saquemos de la mesa el tema del dólar frente al peso. Las divisas son mercados altamente sensibles a los cambios en política monetaria, por lo tanto, son muy especulativos. Si Estados Unidos amenaza a México con una guerra comercial, también se van a alterar las divisas. Estas se van a mover a conveniencia: un día el peso va a perder terreno y en 12 horas se van a recuperar. Este indicador es secundario.
El tema más importante es a balanza comercial contra la competitividad externa. Es verdad que México tiene un superávit con respecto a Estados Unidos, sobre todo en productos agrícolas, electrónicos y autos que son armados en territorio mexicano. Nuestro país tiene un perfil manufacturero y tratados de libre comercio vigentes, esto permite que México se coloque en diversos momentos de las cadenas de suministro: casi el 80% de las exportaciones mexicanas se van a los Estados Unidos.
Pero también es cierto que la imposición de aranceles, del 25% sobre el costo de entrada de las mercancías, hubieran afectado de corto plazo a México por efectos de competitividad externa: ¿en dónde hubiéramos localizado el 80% de estas exportaciones en menos de tres meses? Es decir, distribuir en otros mercados ese volumen de mercancías en el corto plazo es un escenario poco realista.
Por esto México está en riesgo de caer en una recesión económica si se aplican dichos aranceles: la definición de recesión es una disminución de la actividad económica (producción o intercambio comercial). Es más fácil explicarlo en términos de empresas medianas; si no se pueden mover las mercancías, se quedan en el almacén y se tienen pérdidas económicas. México no tiene la capacidad para relocalizar tantas mercancías a otros países. Hacen falta infraestructura y tratados de libre comercio, que no aparecen de la nada porque se necesita mucha inversión y negociación de los principales sectores productivos. Toma años estimular políticas comerciales con otros continentes, porque el intercambio se mueve por región, aunque esto Trump no lo entiende.
Por eso era importante que México llegara a un acuerdo provisional para comprar tiempo. En dichas negociaciones deben entrar los secretarios de comercio, de Estado, de agricultura y otros negociadores relevantes para la industria de ambos países. En este punto, la cobertura mediática no se da abasto para explicar temas económicos con demasiados tecnicismos. La trivialización de contenidos tiende a revolver explicaciones inconexas que resultan confusas para las audiencias. El problema es que la desinformación viene de las propias fuentes oficiales; el presidente Trump tiene un discurso errático, que cambia de enfoque según la hora, o el día, que la prensa pregunte sobre los aranceles contra México.
La seguridad es uno de los temas que está en el carrusel de las amenazas de Trump: el contrabando de fentanilo de México hacia Estados Unidos es un discurso que va y viene en cada declaración del presidente estadounidense. La negociación del lunes pasado entre Sheinbaum y Trump se concilió por el tema de la seguridad en la frontera, que abarca migración, grupos delictivos y fentanilo. El problema es que ni siquiera Trump sabe lo que quiere, a veces se obsesiona con los aranceles y a veces con el control en la frontera.
Un indicador para analizar las negociaciones entre México y Estados Unidos es saber qué tanto participan los equipos de “Homeland” (seguridad) de ambos países. Entonces sabríamos si la prioridad de Estados Unidos son los aranceles o es la seguridad integral en la frontera con México. Otra cosa que podría ser de utilidad para las audiencias es revisar los mercados financieros estadounidenses (S&P y NASDAQ). Es altamente posible que las industrias se metan en las negociaciones para no absorber costos de importación, y esto se refleje en sus “futuros” (stock market). Para los usuarios en redes sociales resultó confuso el indicador de que el dolár se fortaleciera, pero que los mercados accionistas tuvieran pérdidas estrepitosas al mismo tiempo. Aunque las divisas y las acciones se mezclan en muchas carteras de inversión, no son el mismo indicador y responden a estímulos distintos.
La confusión y especulación de muchos usuarios en redes sociales sobre esta “bola de nieve informativa” tiene implicaciones más serias sobre las causas de la desinformación. Las audiencias no tienen la culpa: los medios digitales y tradicionales cubren políticas económicas como si fueran divisas y van “al día”. Ninguna cobertura de políticas públicas (económicas, comerciales, exterior, seguridad, etcétera) debería ser improvisada ni “espasmódica”. Cada que sucede un evento relevante alrededor de las amenazas arancelarias, se cubre como si fuera un evento aislado y esto tiene consecuencias desinformativas.
Las políticas públicas son previsibles en las agendas mediáticas porque tienen bases técnicas que explican las consecuencias de su aplicación. Si existe la amenaza de una guerra comercial, entonces sucederán efectos de corto y largo plazo en la vida económica nacional. La cobertura bien planeada de estos eventos puede anticipar movimientos que guían a los reporteros para cubrir las notas de manera congruente. De esta forma, la desinformación en redes sociales puede ser mitigada con mejores prácticas periodísticas que abonen a la explicación de fenómenos, sin caer en la especulación fomentada por los nuevos actores políticos.
____
Nota del editor. Alejandra G. Marmolejo es profesora de ciencias sociales en el Tecnológico de Monterrey y miembro del Observatorio de Medios Digitales . Síguela en Threads como @alegmarmo. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión